Algo mas que palabras
Del poso del 2009 Al paso del 2010
Autor: Víctor Corcoba Herrero
Tras la huella dejada
por el 2009, con un aluvión de decepciones como la reciente Conferencia del
Clima de Copenhague, que para nada pone a salvo la seguridad alimentaria y el
acceso al agua, consecuencia de la falta de solidaridad con las personas
afectadas por la pobreza. No en vano, se
estima que, por causa de la crisis financiera y económica mundial, hasta cien
millones de personas podrían haber quedado sumidas en la pobreza este año. La
falta de puestos de trabajo, la exclusión de los pobres, todavía sin voz en el
publicitado desarrollo
equitativo, accesible y sostenible, junto a la inseguridad ciudadana en un mundo
salvaje, con una recesión humana superior a la económica, todo ello nos deja con
más temor que esperanza. La cuestión no es fácil, hay que agudizar el ingenio de
norte a sur, de este a oeste, despojarse de caprichos y altanerías, actuar con
transparencia y humanidad. Los occidentales deberán darle un corte de mangas a
la sociedad consumista, de una vez por todas. Los orientales frenar sus
posiciones virulentas y entrar en diálogo. Los países menos adelantados deberían
dar prioridad a la inversión agrícola, a las infraestructuras, a la armonización
de políticas integradoras. En cualquier caso, el respeto por la dignidad y por
la libertad de toda persona debe ser la fuerza motora de todo desarrollo. Todas
las naciones deben tenerlo muy claro y deben cooperar para que así sea.
Hay que comenzar a
diseñar otro mundo posible.
Obama, el
mandatario del país más poderoso del planeta, encendió la llama esperanzadora
desde el mismo momento que llegó a
Afanarse en
promover la paz, y los mejores augurios para 2010, es tan honesto como preciso,
pero exige primordialmente la unión de todos con todos, vínculo que germina de
la autosatisfacción de cada ser humano. Aquellos que trabajan por la justicia
sin condiciones, son los auténticos obreros de lo armónico. Ciertamente,
servidor prefiere los productores de honradez a los productores de armamento.
Para ello, es verdad que precisamos una honda renovación humanística, donde cada
persona pueda sentirse libre y responsable por si misma, y pueda redescubrir la
inmensidad de lo que es y representa.
Las diversas atmósferas de crisis, que no son las mismas
en unos países que en otros, sin embargo si tienen un denominador común: la
inmoralidad de las personas, el atropello de los prepotentes, la arbitrariedad
de poderes corruptos,
la sinrazón de los adoctrinadores, la coacción de
los pudientes. Esta climatología guerrera, causada por las acciones del ser
humano, requiere un cambio de itinerario más generosos, más desprendido, más de
persona a persona.
Dicho lo anterior,
me parece oportuno que en el 2010, celebremos el Año Internacional de