Algo más que palabras

Campañas descorchadas

Autor: Víctor Corcoba Herrero

 

 

            Últimamente se destapan campañas de todo tipo, no se si para quedar bien o para emplear fondos que nos sobran. Lo cierto es que estas maniobras oportunistas suelen ser más bien un lavarse las manos, en vez de un emplearse a fondo. En esto, las administraciones actuales, suelen ser punteras en contradecirse. Unas dicen que debemos prevenir el consumo de alcohol entre jóvenes. Otras permiten venderlo en cualquier esquina, sin importarle edad, ni estado. El negocio es el negocio. El control brilla por su ausencia. Soportamos un descaro continuo. Las retransmisiones televisivas de contenidos inadecuados, en franjas horarios infantiles, están a la orden del día. No digamos ya los espectáculos bochornosos que nos ofrecen algunos invitados que han conseguido una borrachera de fama a cualquier precio. Algunos vendieron el cuerpo a cambio de unas migajas (muchas veces para conseguir esas adicciones) y se han quedado sin alma. Esto no es serio, oiga. Quiten la tentación y después hablamos. 

Se dice que la prevalencia de consumo de alcohol entre la población escolar ha aumentado tanto que roza la matricula de honor, cuando es todo un deshonor y una vergüenza. Vivimos en la distorsión continua. Da la sensación que algunas administraciones públicas quieren ostentar tanto poder, que apuntan a convertir al Estado en el salvavidas, en el único educador. La familia se distorsiona continuamente. Sobre todo a través de la tele. El/ o la titular del ramo podrá hacernos llegar todas sus preocupaciones habidas y por haber sobre el incremento del consumo intensivo de alcohol entre los más jóvenes durante los fines de semana, la tendencia a consumir alcohol junto con tabaco y otras drogas ilegales, y el aumento del consumo habitual entre menores, pero si luego se vulneran ciertos principios rectores de convivencia, los remos como que no avanzan. Al fin y al cabo, el botellón es un problema de familia y de educación.

Coexisten demasiadas líneas oficiales y oficiosas que nos confunden, con sirenas educativas para la ciudadanía que son más destructoras que instructoras. Eso de vivir, dejar vivir, respetar, cuidar, cultivar la vida de todo hombre, en toda circunstancia, es más cuento de abuela que cuento de niño. La enfermo-adicción será la nueva cruz de las generaciones venideras, sino atajamos este caos de tablones mentales que nos ofrece la calle, los voceros de risas falsas y las ventanas de un poder que nos esclaviza con falsas palmaditas que para nada nos alivian el estrés que padecemos. De todas estas cruzadas, si acaso me quedo con la sabia docencia del director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, cuando dijo que los profesores de Instituto han de ser “optimistas profesionales” y reclamó una “escuela nueva” que, entre la tradición y la modernidad, críe hombres “moralmente sólidos e intelectualmente fuertes” para lograr un mundo más justo. Esta si que es una buena biografía del maestro para esa acción de re-humanización y humanización de unas raíces de vida que se han sacado del tiesto. Las otras campañas, aquellas que ni se las cree el que la siembra, son como esparcir piedras entre flores. Ay señor, señor…qué paciencia.