Algo más que palabras

Repercutir las repercusiones

Autor: Víctor Corcoba Herrero

   

 

Todo repercute en todo como si todo fuese uno. Ha de serlo. Está visto que cuando los pueblos se aíslan y no establecen vínculos con otros pueblos, este aislamiento suele repercutir en toda la ciudadanía.  Bajo esta perspectiva encontramos el estilo de vida que debemos conducir, para que todas nuestras andanzas sean conformes con nuestra condición humanística. De esta manera, las familias separadas tan en boga hoy,  también se convierten en un problema social. Injertada la inseguridad afectiva en las personas, nadie se fía de nadie, porque el sentido del compromiso queda sin valor alguno. De igual modo, todos los Estados del mundo debieran prestar más atención a la moralidad pública, para que no se ponga de moda un ambiente social irrespetuoso como el que ahoga al planetario en este momento. Si no se repercuten unas normas éticas mínimas es imposible una digna convivencia humana. Hay que globalizar un consenso básico moral para que las sociedades florezcan más equitativas y, asimismo, extender la educación por todo el globo, más allá de las meras palabras encandiladoras. Incluso en situaciones de extrema conflictividad, no se pueden poner cerrojos a la enseñanza, los poderes inyectarán instrucciones humanizadoras huyendo de la frecuente tentación de responder a la violencia con la violencia.  

Dicho lo anterior, considero tan justo como necesario repercutir todos estos desórdenes que tienen trascendencia en todo el mundo. Adquirir desde niños tales o cuales costumbres no tiene poca importancia: tiene una importancia categórica. Se hacen juicios a veces que indican poca altura de miras. Odiar a alguien sería otorgarle demasiada importancia a alguien y, sin embargo, es pandemia mundial. Debemos, pues, imponer con urgencia el estilo humano, que nada tiene que ver con el estilo mercantilista actual que soportan las personas de aquí y de allá. Urge, desde luego, cambiar el tanto tienes tanto vales, por el tanto sirves tanto haces. Acertada brújula para tomar orientación y conciencia crítica. La diligencia de servir es lo verdaderamente significativo. En ocasiones, todo parece lo contrario, es el caso de muchos políticos que han hecho de la política el arte de servirse de los ciudadanos haciéndoles creer que se les sirve a ellos. Hay cuestiones que debieran tener repercusión inmediata. Al menor indicio de corrupción, el político debería quedar inhabilitado por ejemplo. Caiga quien caiga. 

Al final, también son los pueblos los que ponen una nota de esperanza. En este sentido, imprimo esta gozosa noticia: cuatro de cada cinco europeos declaran que tienen en cuenta las repercusiones en el medio ambiente de los productos que compran. Los griegos nos dan la lección. La consideración de los efectos en el medio ambiente más alta se registra en Grecia, donde más de nueve de diez personas encuestadas han declarado que el impacto de un producto en el medio ambiente pesa de forma importante en sus decisiones de compra. Por algo se empieza. Que continúe el raciocinio imponiéndose, aunque nos asuste, sobre todo a los dominadores dictatoriales, que a veces también se esconden tras imperiosas firmas comerciales. Ya está bien de que todo se compre y se venda, incluidas las personas.