La mano de una mujer

Autor: Víctor Corcoba Herrero   

 

 

El verso llegó de manos de la mujer

al corazón de la vida.

Se creció el silencio de poesía

y las soledades decrecieron.

 

Por una mujer despertó el amor

y se adormeció el hombre en sus brazos.

 

Hay escenarios que son el rayo,

y escenas que son el cristal inmaculado.

Cuando el hombre ama saltan chispas.

Cuando la mujer se siente amada,

el amor traspasa el iris del alma

y enciende los ojos del amado.

 

Por ello, si al mundo le falta ternura,

si todo es distancia y distante,

la rosa es siempre rosa y hace jardín,

tiene nombre de mujer y hace humanidad.

 

Humanidad que nace en cada mujer madre.

La más bella palabra y el más bello verso: madre mía.

 

Si a la luz de una sociedad de hombres para mujeres,

y de mujeres para hombres, el ser humano se humaniza;

a la sombra una mujer es todo, el hombre nada.

 

Una sonrisa de mujer nos reconoce a todos como poetas,

injertando corazón donde no se tiene corazón,

porque la vida es querer y el querer de una mujer

es tan grande, que marca siempre a un hombre.

 

Una mujer y sus manos pueden cambiar el mundo,

-lo advierto-,

y el hombre dejar de ser un lobo para el hombre.