Algo más que palabras
Unidad y alma en la investigación

Autor: Víctor Corcoba Herrero    

 

 

Volviendo la vista atrás, es cierto que Europa tiene tras de si una fructífera tradición investigadora, pero también hemos de reconocer que muy dispersa y muy de mirarse el ombligo cada país. Me parece, pues, una buena idea que la Comisión Europea quiera tomar cartas en el asunto. Está dispuesta a mover las ruedas de la iniciativa de adoptar una Comunicación que siente las bases de un espacio europeo singular en este género, donde realmente las fronteras no existan. A la sombra de esta noble historia europeísta, convendría poner a salvo las intachables condiciones permanentes de la creatividad intelectual, como son la libertad de la investigación hecha en común, la apertura a lo universal y el saber concebido como servicio a la integridad del ser humano. Para descubrir, en efecto, resulta imprescindible que no existan barreras para buscar y anunciar los resultados. Es bueno despertar las conciencias. ¡Cuántos avances se podrían llevar a buen término, si los más destacados talentos y los investigadores más libres se dieran la mano para explorar las tripas de la vida! 

En un mundo globalizado, la investigación y el desarrollo tecnológico, han de intercambiarse también. Sin embargo, la existencia actual de una política europea de investigación es más bien nula, pues el 80 % de la investigación pública en Europa se gestiona a escala nacional, principalmente en el marco de los programas de investigación nacionales o regionales. En otras palabras, como dice la Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social y al Comité de las Regiones, en referencia a un espacio europeo de investigación común, “la política de investigación de los Estados miembros y la de la UE caminan en paralelo, sin constituir un conjunto coherente, con la consecuencia de que los esfuerzos realizados suelen ser vanos”. Apostar por concluir y avivar la creación de un espacio europeo de investigación para 2010, en un momento en que la necesidad de una ciencia humana es verdaderamente fundamental, pienso que es una aportación muy positiva para la alianza de las civilizaciones. Está en juego el espíritu humano, que hay que defender en su identidad, su dignidad y grandeza moral, porque es una res sacra, como bien dijo Séneca. 

El espacio europeo de investigación pretende combinar diversos conceptos. La creación de un “mercado interior” de la investigación (verdadero espacio de libre circulación de los conocimientos, los investigadores y las tecnologías), dirigido a reforzar la cooperación, estimular la competencia y sacar el máximo partido a la asignación de los recursos; una reestructuración del tejido europeo de investigación, consistente fundamentalmente en una mejor coordinación de las actividades y políticas de investigación nacionales, ya que éstas representan la mayor parte de la investigación realizada y financiada en Europa; así como el fomento de una política europea de investigación que vaya más allá de la mera financiación de las actividades de investigación y que incluya todos los aspectos de las demás políticas nacionales y europeas relacionadas con la misma.  

Redescubrir la dimensión sapiencial de las ciencias en el espacio de la Unión Europea, debe ir más allá de los meros descubrimientos en el sentido de que la investigación de la naturaleza y del ser humano debe ir acompañada de un progreso en humanidad y en valores humanos, de modo que el aumento del conocimiento del mundo vaya acompañado de un crecimiento en valores éticos, capaces de dar sentido a la vida, creo que facilitaría convivencias y entendimientos entre las diversas culturas. Unidad y alma en la investigación es lo suyo. Y en este sentido, los Estados con sus diversas Administraciones, Europa toda ella, debe salvaguardar el bien común, asegurando que las investigaciones contribuyen al bien de las personas y de la sociedad. Hay que impedir, desde luego, aquellas que dañen la existencia y la dignidad humana o ignoren las necesidades de las gentes más pobres del mundo, que por lo general son los menos equipados para la investigación científica.  

El sistema europeo de investigación – dice la Comunicación de la Comisión- debe organizarse para tener en cuenta las necesidades que se manifiestan en las distintas fases de aplicación de las políticas públicas. Será necesario a este respecto eliminar las trabas administrativas y oficiales que obstaculizan la actividad de la investigación científica. Totalmente de acuerdo. En este sentido, las investigaciones llevadas a cabo directamente por la Comisión deberían ajustarse a las grandes preocupaciones de los ciudadanos y de los responsables políticos: protección del medio ambiente, seguridad alimentaria y de los productos químicos o seguridad nuclear. Asuntos prioritarios como la energía y el cambio climático, la alimentación y la agronomía, la salud y el envejecimiento y la sociedad de la información, deben estimular a la investigación. Junto a todo ello, hay un problema que no podemos ignorar, que nadie puede disponer de la vida humana. Se debe establecer una frontera infranqueable a nuestras posibilidades de actuar y experimentar. El ser humano no es un objeto del que podamos tomar una resolución a nuestro antojo, sino que cada individuo representa la presencia de un yo, con sus derechos inviolables que le son inherentes como persona.