Algo más que palabras
Dame la guitarra para guardar las lágrimas

Autor: Víctor Corcoba Herrero    

 

 

Mediocridad y desengaños es lo que está a la orden del día. Las consecuencias son torres de espanto. El diluvio de los desocupados ha tomado posiciones en las familias como un verdadero glaciar de angustia y dolor. El deber de trabajar y el derecho al trabajo es un astro caído en este país de ideas mutiladas. La clase política aún no ve la gravedad de la crisis porque, en realidad, es la clase obrera la que soporta el naufragio, aunque los sindicatos obreros no pidan todavía ni socorro. La idiotez y el letargo son como un surtidor de sueños que se contagia e impide discernir lo real de la tomadura de pelo. La política ha dejado de ser una política entusiasta, de servicio social y de ideales revolucionarios, para convertirse en una política programada en la mentira persistente, en el oportunismo y en el descaro permanente. Política y ética es hoy por hoy el amor más imposible de los imposibles en un paraíso de charlatanes.  

La crisis española porta tintes mucho más graves que otros países europeos, en parte, porque se viene haciendo un diagnóstico falso del problema, aplicando remedios equivocados como son unas simples migajas. La condescendencia de una oposición pasiva, más enfrascada en sus guerras internas de partido que en poner en solfa la grave situación del país, tampoco ha ayudado a que se produzca una política de cambio. El escenario de crisis es tan fuerte que la sociedad de este país se va a ver empobrecida, con el efecto de que se acrecienten aún más las desigualdades. Bajo este contexto de declive económico, sobre todo en las familias obreras, hay que actuar con rigor y firmeza, ya está visto que no es sólo una mera fiebre que afecta sólo a la construcción, es más honda y en España más dura, por lo que habrá que priorizar la cuestión, ya que no es únicamente causada por exclusivos factores externos.  

La imparable crisis económica que sufre España, exige que la clase política y los gobiernos tomen con urgencia medidas de consenso, antes de que las familias sigan endeudándose aún más, disparándose los precios, con regulaciones de empleo por doquier, empleos en precario y en condiciones abusivas, y con un galopante incremento del desempleo sin precedentes en los últimos tiempos. Estas son las cuentas y este es el escenario, tan real como la vida misma. Negarlo es contradecir la evidencia. Como alguien dijo: cuando la política promete ser redención, promete demasiado; cuando pretende hacer la obra de Dios, pasa a ser, no divina, sino demoníaca. A lo que servidor añade: cuando el político se interesa, no por todo el pueblo, sino por el sector a que él pertenece, la justicia es una quimera, la libertad una utopía y la igualdad un delirio. Con estas mimbres confusas esparcidas por este país, promover condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa en el marco de una política de estabilidad económica y orientada al pleno empleo, va a resultar que es como pedir peras al olmo. Como dijo Cernuda: “dame la guitarra para guardar las lágrimas”. Lágrimas que empiezan a nacer del alma, en muchos hogares, porque ven que los sueños se desvanecen.