El carácter

Autor: Víctor Corcoba Herrero

 

 

Hay amores que viven en nosotros

y por la voz nos reconocen,

somos como somos,

la forma de ser que el corazón vierte.

 

El que no tiene carácter es una piedra

con movimiento de estatua ciega,

que nada es y nada revela,

donde no cabe la vida ni el sueño.

 

Porque es necesario el temple firme

para hacer frente a las desengaños,

el ardor guerrero del sol

y el arranque de la aurora sobre la noche,

levanto mi voz con la grafía del mar.

 

El mar en su bravura y mesura,

con la audacia que mueve el aire sus brazos,

nos propone ser jinetes de ojos abiertos

antes de que la burla nos desfigure

la personalidad con un cincel en el pecho.

 

Y para siempre nos duela la carne del alma

por haber sido corchos en una sociedad

que rubrica sus derechos de propiedad

a su manera, que no tiene porque ser la mía.

 

Hay que dejar al hombre ser hombre,

que el hombre sea amante de sí mismo,

que se cultive en el hábito de quererse

para querer y, así cautivo, liberarse de mundo,

de un mundo de cosas que esclavizan.

 

Nos hace falta sembrar energías puras

para recoger esencias y coger los estribos del ser.

De un ser reencontrado a su especie y a su modo.

Dejar, pues, que el singular atributo de la letra,

con distintivo de género humano, trace sus pasos.

Es un buen signo de hacer camino,

cada cual con los suyos y los suyos con los demás,

respetando los andares de uno en uno, todos unidos.