Por quién doblan las campanas: doblan por mi, mañana será por ti y pasado por él

Autor: Víctor Corcoba Herrero

 

 

Pensamos que la vida es más vida con poder,
y el poder es una escalera de deberes,
donde el deber primero es amar el amor,
el primer paso en la pirámide de la existencia.

Creemos que la vida es un beso interminable
que nos merecemos, y, cuando nos damos cuenta,
se nos ha ido la vida sin haber dado ni las gracias.

Atrapados en los labios de la nada de un todo,
el tiempo circunscribe e inscribe nuestros andares.

Un tiempo que descubre la verdad de lo que somos,
los recuerdos vividos en el bosque de las esencias,
esencias que dieron luz al libro de la conciencia.

Sobre el cielo negro de la muerte,
soledad nos mira, el silencio reposa el desespero,
el preludio de un sueño nos espera,
la eternidad nos aguarda, aunque la tierra nos olvide.

Por ello, cuando la expiración nos llegue,
ya dormidos, abrazándonos al Padre,
nuestro cuerpo labial dejará de hablar
este lenguaje de tronos endemoniados
y de lenguas a imperios anclados;
pero la inmortal alma, ya purificada,
seguirá hablando al mundo
por los poros de la poesía y por los ojos del cielo.