Algo más que palabras

Un camino hacia sí mismo

Autor: Víctor Corcoba Herrero

 

 

Disfruto vivir entre las cortinas del verso, asomarme a las ventanas del viento. La vida se ve de otra manera. Pongo los párpados del corazón abiertos a los violines de la vida y descifro los andares  de las gentes. Estoy con Machado: caminante no hay camino, se hace camino al andar. Eso de ir y venir al galope, poblados de soledades y repoblados de intereses, es muy del género animalesco y muy del tiempo presente. Yo así lo advierto al recoger los suspiros del viento. A veces nos jugamos el tipo a cara o cruz. Otras veces, transitamos por lugares de iniquidad y perdición. O decimos sí, cuando hay que decir no. Ya se sabe: el querer lo es todo, es poder. Lo vital es que uno se pueda asimismo. Sólo hay que tener voluntad para no perder el paso de la vida. Nos hace falta, como el comer, alentar el gusto por vivir e irse del mundo vano.    

            Tiene razón la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNODC) cuando considera que las exitosas políticas suecas para el control de narcóticos son un modelo del que otros países podrían aprender mucho. Está dos tercios por debajo del promedio del resto de Europa. Es cierto, cada sociedad tiene el problema de drogas, y cualquier otra amargura, que se merece y en el caso de Suecia, el compromiso de los últimos treinta años con la prevención, el cumplimiento de la ley, la reducción de la demanda y el tratamiento a los adictos, han sentado para gozo de todos, cátedra de vida.  

            La experiencia sueca debería despejar las dudas de quienes no están seguros de la efectividad de las políticas contra las drogas, o sea de luchar en favor de la vida. No se puede caer en la indiferencia ante un problema que es social y abandonar a las víctimas. Este flagelo, con dientes de lobo y labios de Dulcinea, circula por todos los caminos como serpiente tentadora. Hay que poner remedio. Que lo tiene. Lo importante es que el lenguaje del alma nos guíe. Que los pasos dados dejen de darse en falso. Del pozo se sale con amor y voluntad. Con frecuencia las adicciones surgen como un deseo de huida de la realidad, fruto del vacío interior que convive con nosotros o de la pérdida de orientación en el camino.  Quizás, a las diversas administraciones públicas, les correspondería replantearse el fracaso de una educación que no contribuye a la realización plena de la personalidad humana.  

Sobremanera causan tristeza, descubrir esos andares de jóvenes, casi niños, que necesitan apoyarse en el alcohol, en sustancias nocivas o en sintéticas para caminar. El caso sueco nos debiera servir de ejemplo para esta guerra que también mata a los débiles. Toda la sociedad, pero el mundo de los políticos en especial, tiene una relevancia muy alta su implicación en la lucha contra la droga y mucho depende de su actitud el resultado que se obtenga para frenarla. La política puede abrir muchos caminos de esperanza, sobre todo en aquellas personas que han tomado otra senda. Cuando la voluntad se impone, no hay garganta que la confunda. Para ello, se precisan caminos educativos y educadores que sean capaces de obtener la mejor sabiduría, sacar lo mejor de uno mismo, ser persona.  

Al parecer, vamos a tener un vigilante de las andanzas de nuestros escolares, el Observatorio Estatal de la Convivencia y la Prevención de Conflictos Escolares, comenzará a funcionar este mismo curso. Lo ideal sería que nos creyésemos su utilidad y que trabajase, en verdad, a pleno rendimiento, codo con codo con todas las familias necesitadas de consejo. Ser padres no es fácil en este mundo salvaje. Lo difícil será, como siempre, prestar ayuda a esos progenitores que caminan hurañamente separados, en direcciones contrarias, sin mirarse ni a los ojos. Qué difícil resulta así hacer camino y un camino hacia sí mismo, pero debemos cuando menos intentarlo.