La segunda mejor opción

Autor: Reina del Cielo

Sitio Web  

 

“Hablar de Dios, o no hablar de nada”, decía Santa Teresa de Avila, con la crudeza y honestidad que la caracterizaba. ¡Y vaya si la comprendo! Cuantas tortuosas noches dilapidadas en inagotables sobremesas donde se discurren temas mundanos de una liviandad que invita al bostezo. Pero qué distintas son esas otras veladas donde se habla de Dios y Sus cosas, del amor al que somos llamados, de las experiencias de cada uno en este hermoso camino al que Jesús nos invitó. Esa es la verdadera familia cristiana, reunida alrededor de la mesa y alimentándose con opiniones e invitaciones a explorar alturas espirituales mayores a las conocidas.

Mirando y comparando, he observado que un tema se repite insistentemente en estos inspirados diálogos: “Esto que he hecho de mi vida, ¿responde realmente a la Voluntad de Dios, o le he fallado?”. Pregunta compleja, que se relaciona con el misterio de la Voluntad de Dios respecto de cada uno de nosotros. Intentando responder a tema tan espinoso, creo que debemos iniciar nuestro análisis preguntándonos si realmente Dios nos creó, a cada uno de nosotros, con una misión particular que debemos llevar a cabo

Yo creo que si, que El nos dio familia, educación, inteligencia, talentos, con un propósito muy definido. Claro que a unos les da mas, y a otros menos, a unos una cosa, a otros otra distinta, y de acuerdo a ese legado, es que espera algo de nosotros. Me decía una hermosa monjita que vive en Fátima Portugal, que Dios nos creó y con ello nos dedicó una página en Su Libro en el Cielo. En esa página El dibujó lo que espera de nosotros en nuestra vida, dibujo que debemos completar con nuestro caminar por este mundo.

Según esta hermanita, los santos se aproximan con su testimonio de vida al dibujo que Dios diseñó para cada uno de ellos, aunque nunca lo llevan a cabo con total perfección. Y nosotros, que fuimos llamados individual y personalmente a ser santos también, estamos en este momento sujetos al desafío no sólo de comprender cual es ese dibujo, sino de materializarlo con nuestra propia vida.

Muchas veces, sin embargo, sentimos que le fallamos a Dios. Que El esperaba de nosotros algo muy distinto a lo que realmente somos, y que ciertos errores de nuestra vida no tienen marcha atrás. ¿Qué ocurre con nuestro dibujo entonces? ¿Cómo reparar lo que no tiene arreglo? Es cierto, a veces sentimos que una vocación que Dios puso claramente en nosotros en forma de talentos y capacidades, fue pasada por alto. Para Dios, en ese caso, el plan ya no es posible.

Pero el Señor, pleno de Misericordia, nos presenta lo que yo llamo “La segunda mejor opción”. Si, arruinamos Su plan para nuestra vida, pero El nos propone a cambio una opción que sin ser la original, es también útil a Su propósito, que es el de salvar nuestra alma. ¿Y qué ocurre si le fallamos en esa segunda opción? Pues, en algún recodo del camino de nuestra vida, El nos esperará con la Tercera mejor opción.

Dios, de este modo misterioso e incomprensible para nosotros, permite el desarrollo del destino de la humanidad al dejarnos ejercer nuestro libre albedrío. Pero por otra parte, El mueve los hilos de la historia de tal modo que lo que no se realiza de acuerdo a Su Plan original porque alguien falla a Su propósito, es realizado en una segunda o tercera o cuarta mejor opción, por alguien que responde al llamado celestial, en otro tiempo y lugar. Dios juega así “partidas simultáneas” en este ajedrez que es la historia del mundo, pero sin perder de vista el cuadro global que se compone al combinar la suma de las experiencias individuales de cada uno de los jugadores.

A ti, Dios te ha creado con un propósito, El ha elaborado un plan que quizás ya se ha escapado de tus manos. No desesperes, El ha pensado una segunda mejor opción para tu vida, que toma lo mejor de ti en este momento y lo pone al servicio de Su Obra. Pero nunca olvides que cada minuto de vida que te resta, es un precioso don que te permite subirte a la propuesta que El pone frente a ti. No dejes pasar más oportunidades, deja atrás tus fracasos, y ponte en franco plan de trabajo.

A pesar de todo, ¡El Señor tiene un plan para ti!

Volver al índice de Reina del Cielo