Voy
hacia ti y a todo ya renuncio
Sin
dudas ni temor, pues ya reposo
En
el divino amor que generoso
Pone
un dulzor de miel al santo anuncio
Amor
es la palabra que pronuncio
Pues
voy por en el sendero luminoso
Que
lleva hacia el albergue más dichoso
Y
libra del pecado al que denuncio.
Es
María el cándido alimento
Que
aviva mis esfuerzos y denuedo
Colmándome
de holgura y de contento
En
paz de su ternura me sustento,
Pues
soy, para Jesús, un hombre nuevo
Que
espera su radiante advenimiento.