Jugué, perdí, pagué

Autor: Rafael Angel Marañon



Jugué, perdí, pagué: Estoy en paz;
Luché y lloré, nada le debo al mal
Amé a Jesús y libre fui de muerte.
Mi vida fue la de cualquier mortal
Que lucha y brega en su azarosa suerte.

En tierna juventud, a la manida
Moral banal sostuve la embestida.
Planté piedad, honestidad y empeño; 
Que en estas pautas cimenté mi vida
Y fracasé; pero aun persigo el sueño.

En las místicas noches del abismo
De nieblas y quimeras de heroísmo, 
Busqué del Cielo auténtica verdad,
No me entregué al político cinismo,
Ni ofuscaron ganancias de maldad.

Y sé que ningún hombre a mi porfía,
La réplica me dio, precisa y fría 
Y yo en esta barquilla aun zozobrada
Me encuentro solo y pleno de alegría,
Bregando osado y firme en la remada.

¿El amor? Es tenue, etéreo y eternal
De Dios en su pureza y armonía,
Pues nunca es de la humana algarabía
Llenar de las personas su ideal,
Ni de heces se nutre la poesía.

De ensueños he vivido y añoranza 
Del Cielo que es mi aspiración a ultranza.;
Quiero con ilusión vivir sin pena
Aunque sepa del mundo la mudanza
Y del amor la efímera cadena.

Nunca juzgué ni condené al hermano,
Pues no se hace juicio en equidad
A enigma oculto en corazón humano
Que en fragosa y profunda intimidad
Es más abstruso que insondable arcano.


Amé a la humanidad, lloré en sus llantos 
Consciente de sus grandes desencantos,
Pues mi alma aprendió de mi interior
Sin consultas de magos, ni de espantos
Que somos todos valiosos para Dios.

Al silbo de Jesús corrí tras Él.
Luché por la justicia y el derecho,
De nadie quise cohecho ni cuartel
Pues solo en Dios me impulso y me pertrecho,
Del vívido acicate de mi fe.

Gusté del altruismo y la virtud;
A pobres y dolientes comprendía. 
Abrí mi corazón en plenitud,
De Dios gocé gracias en multitud
Y muchas más espero todavía.

Sigo amando... y en pos de mi llamada,
Pues vida sin amor deviene en nada;
Con Cristo me despido en buen talante,
Afable faz, sonrisa relajada,
Que aquí no hay nada eterno... ni importante.