Admoniciones 

Autor: Rafael Ángel Marañon

 

 

Se habla siempre de los pobres como de «gentes humildes» y a menudo es así. Pero no debemos confundir la humildad con la pobreza. La humildad reposa en el corazón y la pobreza en el alma. Proverbios 29:23. A menudo hemos visto a pobres muy soberbios e intransigentes y a gente acomodada, que era consciente de su poquedad y de lo transitorio de su vida y su situación económica. El pobre, por su situación subordinada al sostenimiento diario se tiene que mostrar humilde a la fuerza. Pero el que siendo de posición acomodada se humilla y se manifiesta humilde, tiene mucho mérito, siempre que sea para agradar a Dios y testimoniar del evangelio. Dios habitará con él porque de Dios le viene tal humildad; Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Isaías 57:15