Admoniciones 

Autor: Rafael Ángel Marañon

 

 

Terrible cosa es que los dones de Dios al hombre, hagan que este se ensoberbezca. La virtud no debe de producir soberbia en el hombre virtuoso como ciertamente sucede a veces. El hombre obediente, que se jacta de ello, es el primero que se aparta de Dios. La virtud y el buen andar del creyente no debe ser motivo de jactancia ni de juicio contra los demás. Todo lo bueno es de Dios y el hombre no debe robarle a Dios lo suyo, apropiándose de lo que su señor le presta. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.

Esto es clarísimo y comprensible para quien quiera aceptar las enseñanzas de la palabra de Dios. El apóstol Pablo añade aun: Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en mi colaborador, Apolo, por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros. Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? 1ª Corintios 4:7. Todo don es de Dios. Jactarse de alguna cualidad es de bobos,que blasonan de lo que no es suyo.