Admoniciones 

Autor: Rafael Ángel Marañon

 

 

Seamos sabios y consecuentes en el Espíritu: la vida, muerte, resurrección de Cristo y su posición definitiva y eterna a la derecha del Padre en su trono, no es un concepto más o menos emocionante o trascendente. Es una realidad tangible para el espiritual. El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Apocalipsis 5:12. Tal cataclismo espiritual y cósmico de tanta repercusión en las esferas celestiales y universales, no se hubiera producido para salvar a personas tan «buenas» como queremos suponer que somos los humanos, ni para demostrar otra cosa que un amor indecible por parte de Dios.

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.  Romanos 5:6,7,8.