Admoniciones 

Autor: Rafael Ángel Marañon

 

 

En la vida gobernada por la carne somos partículas arrastradas por los vientos y el agitar de mundo. Unos más entre muchos millones y entre muchas épocas. Solo nuestra condición ante Dios nos ennoblece totalmente y nos da un rango espiritual que tantas veces descuidamos, cuando no despreciamos. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1ª Corintios 6:19. Cuando seamos capaces de considerar nuestra propia vida como parte de la voluntad y propósito de Dios (y todo como un don) entonces seremos equilibrados y humildes. Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? 1ª Corintios 4: 7. El que dice de sí mismo que se humilla ¿Desde donde se humilla?. ¿No sería tal vez que se había elevado demasiado? Todavía se cree alguien. ¡Ah, ser cristiano! ¡Que grande y simple de parte de Cristo y que complicado al mismo tiempo a causa de nuestra propia complicación!