Admoniciones 

Autor: Rafael Ángel Marañon

 

 

No fue Jesús amigo de conseguir fama mundana, sino de que se predicase el Reino de Dios. Más bien disuadía a los que en una crisis de entusiasmo deseaban ir más lejos de lo que podrían, en el caso de ponerse a seguir a Jesús. Lucas 9: 57 al 62. Nunca podremos ser lo perfectos que quisiéramos a causa de nuestra miserable condición carnal. La perfección nos la comunica Cristo. Somos perfectos en Él y por Él:  Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad, y vosotros estáis completos en Él que es la cabeza de todo principado y potestad. Colosenses 2:9. Nuestra debilidad no nos debe acomplejar ni desanimar, sino que nos da la constatación de lo necesaria que es para nosotros la sangre de Cristo y de su Espíritu, para nuestra completa sanación y descanso en su obra.