Admoniciones 

Autor: Rafael Angel Marañon




El mayor contradictor que nos acosa a todos, somos nosotros mismos. No se recibe ofensa de otros si no se quiere recibirla. Andemos siempre con buena intención cristiana y no demos pábulo a lo que digan o piensen perversamente las gentes incrédulas. Cuando te aflijas por tu debilidad, piensa que el Señor mira en lo más profundo de tu corazón y que sabe de tu esfuerzo. 2 Corintios 12: 7,8,9.

Así que, si al gran apóstol Pablo le fue dado un aguijón para que no se pavoneara ¿porqué tú, das coces contra el tuyo?  Andemos con gozo en esta vida y regocijémonos de que el Señor nos pruebe, porque nos está puliendo para presentarnos a sí mismo limpios y lucientes en el gran día de su venida. Él proveerá. Siempre lo hace.