Admoniciones 

Autor: Rafael Ángel Marañon

 

El verdadero creyente ha reconocido por completo que hasta el pensamiento mismo de ser alabado, es la expresión del orgullo que en todos reside y que es la evidencia de la fuerza del yo. La ponzoña que envenena las relaciones entre los hombres y lamentablemente también entre los creyentes, solo puede sanarse con la fe en Cristo y la consiguiente higiene mental. No hay otro modo, por más que muchos se empeñen decir que sí, que lo hay. Ningún cristiano considerará a otro hombre como a persona a quien haya de criticar o juzgar,  Mateo 7:1 al 6 Aquel que se cree mejor que los demás, aquel que se pavonea por estar exento de vicios y de locuras, aquel que se cree más sabio o en algún modo superior a sus hermanos, no es de ningún modo humilde y en consecuencia no es verdadero cristiano.