Admoniciones 

Autor: Rafael Ángel Marañon

 


¡Cuantas veces hemos juzgado a Dios demasiado permisivo para con tantos crímenes que se cometen y tantos abusos y extorsiones como vemos que suceden! Si nos paramos a pensar, es muy bueno que el Señor dilate su acción punitiva porque cuando nosotros caemos (y caemos) nos agrada que el Señor no se lo tome con prisa y nos dé tiempo para arrepentirnos. Y también para recogernos de nuevo en esos brazos tan maravillosos que de puro tiernos nos parecen débiles a nosotros, que somos tan débiles y atrabiliarias criaturas. 1ª Pedro 3:20. Alabemos al Señor que todo lo hace bien, y derramemos alguna lágrima sincera por ese incomparable amor que nos da tregua suficiente en vez de destruirnos en el mismo instante del pecado, como realmente merecemos.