Admoniciones 

Autor: Rafael Angel Marañon

 

Una de las grandes equivocaciones en la comunidad cristiana, es la creencia de que el ser humano no es tan perverso como en el evangelio se dice que lo es. Pero si miramos atentamente la historia de la salvación vemos claramente la distinción que Dios hace entre los suyos y de los demás.

Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jahvé. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jahvé de los ejércitos? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.

Nosotros no somos perdidos que se han reformado y que lo hacemos más o menos bien. Somos completos hijos de Dios y herederos de su inmensa gloria junto a Cristo. Nada de medias tintas. O somos o no somos. Grandeza y responsabilidad. Tal vez pobres en muchos aspectos pero los más inmensamente ricos e hijos del que es dueño de todo en el Cielo y en la tierra.

Los que no son de los nuestros son, sencillamente, perdidos sin remedio. Y esa perdición que es tan desatendida se cierne sobre los que no aceptan sus estados pecaminosos y se burlan del castigo y lo menosprecian. Pero la palabra de Dios dice claramente para nosotros los que no queremos soltar el estandarte de Dios a pesar de los tiempos tan difíciles que corren y que hacen tan espinosa la puesta en práctica de nuestra elección, llamamiento y vocación.

Entonces los que temían al Señor hablaron cada uno a su compañero; y Jahvé escuchó y oyó, y fue escrito memorial delante de él para los que temen a Jahvé y para los que piensan en su nombre. Y estos serán para mí especial tesoro, ha dicho el Señor, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Malaquías 3:18.