Admoniciones 

Autor: Rafael Angel Marañon

 

 

El mayor o menor aprecio a la vida eterna y su implantación en el creyente es lo que hace a este más o menos entregado a su vocación y llamamiento. Por eso cuando se tiene en poco la eternidad los cristianos reculan, fluctuan y se producen tantas defecciones. Estas no tanto de la asistencia a las iglesia, como a sus propios pensamientos con respecto a las cosas de Dios. El ser humano responde más a las recompensas y al temor que al puro amor de Dios. Por eso Pablo en las dificultades recomienda ...echa mano de la vida eterna, Timoteo 6:11,12. Porque vivimos en este cuerpo tocando la realidad palpable por los ojos y las manos y por lo tanto la carne tiene preferencia al menor descuido. La vida eterna se desvanece en nuestro corazón y nuestra mente cuando estamos continuamente ocupados en cosas del mundanal ruido y de la vanidad de las cosas. Como decía el sabio: Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. Eclesiastés 1:14

Solo da este predicador bíblico una recomendación, por demás muy útil y aprobada por todos y que mantiene cohesionada a la humanidad en cualquier lugar o cultura.
Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. Eclesiastés 9:9. Si alguno toma estas palabras como un canto al epicureísmo y al consumo está errado. Esto es para el que busca la paz y una larga vida, sin complicaciones rebuscadas, y con seguridad de que otra dimensión le espera más allá de sus concepciones.

Eso lo saben muy bien los que anduvieron o murieron en los campos de concentración. Y prescindiendo (por causas espirituales) de esta forma de enfoque vital de esposa de otros bienes y otras actividades, lleva otro camino en la misma venturosa dirección.