Admoniciones 

Autor: Rafael Angel Marañon

 

 

Cuando alguno pone a prueba nuestra paciencia con provocaciones, o nuestra entrega con dudas o burlas, no debemos ponernos a cavilar sobre como contestarle, o represaliarle adecuadamente, por mucho que nos sintamos ofendidos. ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Aunque también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. 1ª Pedro 3:14,15,16. 

No vale la pena que nos fatiguemos. Dios mismo, mucho más poderoso e irresistible, se ocupará del asunto. Sigamos nuestro camino y en cualquier caso, tomemos en cuenta lo que se nos ha reprochado para procurar hacerlo todo de tal modo, que no suscitemos esas provocaciones, ni demos malos ejemplos. Dios se vale de esos trances para que nos analicemos cuidadosamente y extraigamos las consecuencias. 

La vida cristiana es un ejercicio de equilibrio, solo posible si se tiene la vida eterna en la mayor estima, sobre cualquier otra estima: Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Tito 2:11,12,13.