El fin viene

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

Pero yo dije: Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Yahvé, el juicio de su Dios.

Iré a los grandes, y les hablaré;

Porque ellos conocen el camino de Yahvé, el juicio de su Dios.

Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas.

    ¿Cómo te he de perdonar por esto?

Sus hijos me dejaron, y juraron por lo que no es Dios.

Los sacié, y adulteraron,

Y en casa de rameras se juntaron en compañías.

Como caballos bien alimentados,

 Cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo.

¿No había de castigar esto? Dijo Yahvé.

De una nación como esta, ¿no se había de vengar mi alma?

(Jeremías 5:4 y ss.)

 

Por la misericordia de Dios no hemos sido consumidos,

Porque nunca decayeron sus misericordias.

Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

Mi porción es Yahvé, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.

Bueno es Dios a los que en él esperan, al alma que le busca.

Bueno es esperar en silencio la salvación de Dios.

Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.

Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso.

(Lamentaciones 3:22 y ss.)

 

Lamentablemente las palabras de Jeremías profeta son actuales para hoy. El fin se acerca velozmente, y hay muchas señales de esta hecatombe que se acerca. Tal como en tiempos de Jeremías, en todo el mundo hoy, bajo una capa de democracia viciada, pululan las más inicuas prácticas, tanto por abuso de los más ricos, como por la ofuscación de los más pobres.

Y así dice un poema que viene al caso.

La envidia de la virtud

Hizo a Caín criminal

¡Gloria a Caín! Hoy el vicio

Es lo que se envidia más.

A. Machado.

Ayudas al tercer mundo que no llegan; gentes del tercer mundo que luchan entre sí por disputas tribales que se multiplican cada día impidiendo su prosperidad y paz. Intervenciones de las potencias, que aun añoran las condiciones de la colonización y la diferencia racial. Los mismos que critican (y con razón), las leyes racistas de la Alemania nazi, son los mismos que practican el racismo más descarado.

Se burlan del cristianismo y su doctrina igualitaria de razas y naciones ante Dios, y por tanto ante los hombres, pero ellos se arrogan la defensa que (dicen) no hace el cristianismo. Y lo dicen con el descaro más completo: los profetas profetizaron mentira,.. Y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?  (Jeremías 5:31).

Siempre ha habido ambición y abuso por parte de los poderosos, pero es ahora, cuando con los medios de comunicación que existen, se hace la más burda tergiversación de la realidad, es cuando se hace una realidad virtual que solo existe en los periódicos. Sus jefes juzgan por cohecho, y sus responsables enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en Yahvé, diciendo: ¿No está Yahvé entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros. (Miqueas 3:11). Como en aquel tiempo el lucro inmediato es lo que mueve al mundo, a la información, y lo que quieren las masas adormecidas y lanzadas al consumo sin limitación, es lo que se dice.

El público quiere, como el pueblo de la Roma antigua, “Pan y circo”. Los mismos que ahora, y en todos los tiempos aplauden en grandes concentraciones de masas, son los que se llevan las manos a la cabeza cuando por causas de la situación generada,  la calamidad se precipita sobre ellos.

Entonces se dice, (mejor dicho se grita) desesperadamente: “esto hay que pararlo”. Pero la ira de Dios desatada sobre las sociedades putrefactas, se abate sobre los imperios y naciones como desde el principio de los tiempos ha sucedido.

No se pueden despreciar las normas de Dios, para la vida de paz y de auténtico progreso.  El envilecimiento de la vida cotidiana, no puede por más que traer sus lógicas consecuencias. Y las gentes no quieren saber nada más que lo que cada día tienen, o más bien, les ponen delante de los ojos. Para completar la maldad con sus manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por recompensa; y el poderoso habla el antojo de su alma, y lo confirman. (Miqueas 7:3).

Dios es puesto aparte. Sus normas de vida, sobradamente contrastadas, han sido despreciadas y objeto de burla y de escarnio. Tal como el pueblo de Israel, con su desobediencia y desprecio a Dios, ha visto en milenios la consecuencia de sus actos y su rechazo a Dios, las grandes naciones propiciaron hecatombes que se consumaron en las guerras mundiales.  No somos nosotros mejores, y si el árbol legítimo es zarandeado así ¿Qué será de las ramas injertadas?

La iglesia cristiana clama a grandes voces, que son acalladas o por lo menos se intenta acallarlas, por que denuncian la realidad de la vida social en todo el planeta. El cumplimiento por parte del cristianismo de la misión de paz, concordia y salud de las naciones, es desechado y criticado como un mal que perjudica a la sociedad. Y esto siendo (como es) la levadura de cualquier cosa buena que se emprende en el mundo, y que es de auténtico provecho para todos sin excepción. Y eso lo saben todos.

Como en los tiempos de la apostasía de Israel clamaba el profeta, así la Iglesia clama una y otra vez ofreciendo la paz de Cristo para todos, pero es rechazada ásperamente por las masas obnubiladas. Unos invocan el progreso de la técnica y del pensamiento, Otros quieren una sociedad en la que el individuo no cuenta.

Otros propugnan una sociedad programada con idearios hechos con pátina de igualitarios, siendo al final la conversión de las personas en zombis bien adiestrados, para repetir consignas y andar tras los señuelos que una civilización extraviada les ofrece. Es una paz tambaleante, que cuanto más se airea más desastroso hará su derrumbe.

Se va haciendo realidad, la profecía que declara el final de tantas iniquidades como se hacen sobre la tierra, en la que todos podrían vivir en paz y bajo el manto de paz y real prosperidad de las almas de toda persona habitante de la tierra: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra.

Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti todas tus abominaciones. Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia; antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo soy Dios.

Así ha dicho Yahvé el Señor: Un mal, he aquí que viene un mal. Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene. La mañana viene para ti, ¡oh morador de la tierra! el tiempo viene, cercano está el día; día de tumulto, y no de alegría, sobre los montes.

Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones. Y mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; según tus caminos pondré sobre ti, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo, Yahvé Dios, soy el que castiga. (Ezequiel 7:2 y ss.).

Se habla mucho de China, de India, y de otras grandes potencias que van consiguiendo cada día más y mejores armas de destrucción. Todas ellas se emplearán, por que no se conoce ningún arma inventada por el hombre que no se haya utilizado contra él mismo.

La paz mundial “reposa” en equilibrio inestable, y solo bajo el poder del gigante americano que aun da que temer a todos, manteniendo un espejismo de paz entre las naciones ansiosas de venganzas, reivindicaciones, y sobre todo ebrias de violencia y maldad.

Oíd ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye: ¿A mí no me temeréis? dice Yahvé. ¿No os amedrentaréis ante mí,…  No obstante, este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se apartaron y se fueron.

Vuestras iniquidades han estorbado las buenas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien. Porque fueron hallados en mi pueblo impíos; acechaban como quien pone lazos, pusieron trampa para cazar hombres. Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se hicieron grandes y ricos.

Se engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos del malo; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo, se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron.  

¿No castigaré esto? dice Yahvé; ¿y de tal gente no se vengará mi alma? Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los profetas profetizaron mentira, y los que tenían cargo de la ley dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin? (Jeremías 5:21 y ss.).

Gran cataclismo se prepara y se anuncia. Y como dijo Jesús: Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. (Lucas 17:26 y ss.).

Es una advertencia a los cristianos, para que no sigan los caminos de los incrédulos, y caigan en la misma calamidad que sobrevendrá a toda la tierra: Velad, pues, en todo tiempo, orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre. (Lucas 21:36).  Así sea.