Occidente y la Iglesia

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos;

Embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de sidra.

    Porque El Señor derramó sobre vosotros espíritu de sueño,

 y cerró los ojos de vuestros profetas,

Y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes.

    Y os será toda visión como palabras de libro sellado,

 El cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren:

Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado.

     Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole:

Lee ahora esto; él dirá: No sé leer.

     Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;

     Por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso;

Porque perecerá la sabiduría de sus sabios,

Y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.

     ¡Ay! De los que se esconden de Dios, encubriendo el consejo,

Y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?!

     Vuestra perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: No me hizo?

¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No entendió?

(Isaías 29:9 y ss).

 

Por tanto, contenderé aún con vosotros, dijo Yahvé,

Y con los hijos de vuestros hijos pleitearé.

     Porque pasad a las costas de Quitim y mirad;

 y enviad a Cedar, y considerad cuidadosamente,

Y ved si se ha hecho cosa semejante a esta.

     ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.

     Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos;

Desolaos en gran manera, dijo el Señor.

     Porque dos males ha hecho mi pueblo:

 Me dejaron a mí, fuente de agua viva,

Y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

(Jeremías 2:9 y ss.).  

 

 

 

La Iglesia es columna y baluarte de la verdad. Es cierto que a través de los tiempos ha tenido que romper muchas murallas (a veces las ha creado), pero a través de los tiempos la realidad del evangelio ha prevalecido, y Jesús el Cristo ha dado al mundo (aparte de su vida por la nuestra), el sistema de vida más completo, adecuado y original que todos los grandes maestros que han existido.

 

Su mensaje realista y eficaz,  se expandió como Él mandó a sus discípulos por todo el mundo, y la Iglesia, unas veces más otras menos, fiel al mensaje, consiguió hacer la labor encomendada. Grandes divisiones, cambios de cultura, países y costumbres distintas, y hasta problemas de adaptación de la misma Iglesia, fueron grandes obstáculos para hacer la labor adecuadamente. Pero mal que bien, la labor se hizo.

 

Ahora se habla por parte de muchos, de que ya está el evangelio esparcido por todo el mundo. Eso está bien, pero no es tan importante la extensión de la difusión evangélica como la calidad de ella. La entrega del mensaje, así como la permanencia y la eficaz acción, en las sociedades cristianizadas, no ha sido lo que se podía esperar de tan sublime mensaje.

 

No es cuestión ni momento de lanzar culpas, ni poner disculpas por esta situación. Es que cuando el mensaje cristiano se hace rutina, ya no es tal mensaje. Si la recepción de tal mensaje no transforma a los hombres y a las sociedades, no se puede decir que se ha evangelizado. Se ha proclamado el evangelio, pero es como predicar en el desierto.

 

Esto quiere decir que se ha transmitido el mensaje, pero no de forma que transforme vidas, y se instale en tales sociedades una ética de amor y de moral, que hagan resplandecer la acción del Espíritu sobre las gentes. Si el evangelio no deviene operativo y eficaz, en vano predicamos, y en vano nos esforzamos. No estamos haciendo la obra de Dios, como Él quiere que se haga.

 

Cuando el Islam llegó a los pueblos de oriente, se dio cuenta de que detrás de la confesión superficial del cristianismo reinante, había solo una cáscara que interiormente no contenía apenas nada. Inmediatamente se dio cuenta de que aplastar aquello y sustituirlo por su doctrina, no era nada más que cuestión de ponerse manos a la obra.

 

Las divisiones y la desmoralización de oriente le dieron todo, sin apenas grandes esfuerzos. Campea hoy por toda aquella región, que siempre durante siglos había sido cristiana. El enemigo principal no fue la espada ni los ejércitos, sino la propia indiferencia, inmoralidad, y división entre los cristianos.

 

Ahora el Occidente llamado cristiano, se enfrenta con el mismo problema, y creo que el Islam se dice lo mismo que en aquellos siglos de la caída de Constantinopla y todo el oriente. ¡Aquí no hay nada! Hay cristianismo en Europa, pero cada vez más debilitado a pesar de los esfuerzos de los que tienen la misión de sostenerlo.

 

La inmoralidad y el desprecio de grandes masas al mensaje cristiano, es el disparo de salida para que en occidente se llegue a la misma situación que en los tiempos de Constantinopla. De eso están convencidos los islámicos. Con la misma ley que rige la democracia, unas gentes que no creen en ella, se valdrán de ella para derribarla.

 

Cuando existan grupos nutridos de musulmanes en los países de Europa, ningún partido podrá gobernar sin que los musulmanes lo apoyen. Entonces llegará la hora del “llanto y el crujir de dientes” bíblico. En esa situación la entrega será total, y otras civilizaciones tendrán en sus manos el porvenir de esta Europa descreída, infatuada y miedosa.

 

La Iglesia tiene por misión, la de fortalecerse de fe, de acción y de amor, para seguir proclamando el evangelio de Jesucristo. No estar en contra de la libertad ni del pensamiento de nadie, lo que no es evangélico. Si seguimos parándonos a ver si esta u otra cosa, coincide con nuestra apreciación, el fracaso será en poco tiempo rotundo, destructivo, y clamoroso.

 

Ahora, internet irrumpe en la civilización, con sus ventajas y con sus muchos inconvenientes, en una libertad que por ahora existe con algunas nuevas restricciones. Los medios de comunicación son la voz de su amo, y dicen lo que a cada dueño del medio se le antoja. Las alternativas que necesitamos a la situación actual no existen, son infantiles o son siniestras.

 

No existen alternativas viables, porque no existe más alternativa que la remoción de las diferencias que dividen a la cristiandad, y renovarse como dice el apóstol Pablo: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

 

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

 

Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

 

Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. (Romanos 12:1 y ss.)

 

Mientras que esto no se lleve a cabo, por todos los que estamos en la faena de hacer un evangelio vivo y en verdad, estaremos pronto en manos que nos harán saber entonces el gran tesoro que perdimos, por nuestra laxitud y nuestra inmoralidad, poco menos que consagrada por las costumbres paganas.

 

La Iglesia cristiana tiene que ponerse las botas, y decirles a sus miembros que ha llegado la hora del esfuerzo, de la unión, de centrarse en el meollo del mensaje de Jesús, y de lanzarse a la lucha espiritual que solo puede ser hecha por la fe genuina.

 

Hechos, entrega, sacrificio, y renuncia. Desprecio de las ideas y filosofías del mundo, y llenar de nuestra conducta (aun mal interpretada por muchos), todo lo que esté a nuestro alrededor. Usemos el periódico para protestar en masa, hagamos ver a todos que somos más de los que se piensa la gente.

 

Acudamos a los cultos con decisión de ser participantes, y no solo calienta bancos. Usemos internet los que lo tengamos, y relacionémonos entre nosotros en la tarea principal de la obra de Dios. Y cuando no nos pregunten, seamos capaces de mostrar por nuestras obras que sí, somos cristianos, estamos ufanos por serlo, y dispuestos y bien preparados, para esta lucha espiritual que se nos está yendo de las manos.

 

Nadie tiene mayor amor que este; que uno ponga su vida por sus amigos, dijo Jesús. (Juan 15:13)

Meditemos los cristianos.