La Sangre de Cristo

Autor: Rafael Ángel Marañón   

 

No fue vana tu sangre, Nazareno.
Que en tu sangre inocente está la vida
Del humano rebelde, ya perdida,
Y que tú has rescatado, ¡maestro bueno!

Entregaste tu vida hasta el extremo,
A Dios en la misión preconcebida,
Y en tu cuerpo y tu alma dolorida
Clamaste al Padre, cándido y sereno.

¡Mueres, Jesús! con ello ya has pagado
El precio del rescate prefijado,
Pues basta con tu sangre virginal.

Ya no queda que hacer; ya he aceptado
La ofrenda de tu cuerpo quebrantado
En la cruz, confiado hasta el final.

Rafael Marañón 12 de diciembre de 2010


AMDG.