Opiniones y dogmas

Autor: Rafael Ángel Marañón    

 

 

Me Decía un buen amigo, muy de izquierdas y que simpatizaba con el cristianismo, en no sé que clase de síntesis: ¡me van a hacer franquista y católico, con tanta pamplina y tantas divergencias! Y es que en parte tenía razón (creo yo), porque ya se oyen tantas voces que ignoran unos hechos, una historia, y unas  tradiciones claras y eficaces, y sin embargo la emprenden a latigazos con los que no piensan exactamente como ellos.

Conozco a mucha gente de todo “pelaje” en el buen sentido de la palabra; cada uno  quiere tener razón. Hasta yo, que soy un nadie, también quiero tener razón; es decir “la razón; mi razón”. Y es que ignoramos las palabras de Pablo apóstol, el cual hablaba de “la multiforme sabiduría de Dios” en sus dones y en los frutos que ellos producen. Hay diversidad de dones… (1ª Corintios 12:4,5,6)  y cada cual contribuye a la grandeza de la Iglesia de Dios, siempre que no se ejerciten los tales dones con prepotencia o indignidad. 

Los dones del Espíritu son para edificación y no para destrucción, como tal parece ya que se está haciendo, en una amalgama de “opiniones” que se disputan entre sí. No solo entre sí, porque también producen incontables y lamentables víctimas, entre las que se encuentran las iglesias cristianas todas. Y me refiero a las que son mal que bien, auténticamente cristianas.  

En la Iglesia Católica, se critica acremente al Papa y a sus manifestaciones, que para mí son solo resultado de una compasión que un anciano tiene por los que sufren y son dependientes de sus apetencias naturales, y de las dificultades que el pecado provoca en sus cuerpos y en sus almas. De las críticas de los demás no me ocupo ahora. 

No hablaré del condón, de las misas tridentinas, o de la reunión con toda clase de personas con las que cualquier cristiano, y no el Papa solamente, tienen que dialogar, como dice San Pablo: Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. (1ª Corintios 5:9,10) Retorciendo la Escritura se la puede hacer decir lo que cada uno guste. Puedo añadir muchas más “cositas”, aunque lo que deseo decir es que hay una doctrina y unos dogmas que hay que respetar, y que si se es católico hay que entender que el dogma dice que Jesucristo está presente realmente en la hostia consagrada, que el Papa es sucesor de Pedro, y que la Iglesia es el cuerpo de Jesucristo.

 
Creo, que si se está en el seno de la Iglesia católica, se debe un respeto por las composturas, y por lo que se dice de los misterios de la fe, y sobre todo del Papa. Para abreviar puedo aportar lo que en una página católica del Internet, se dice al final de un artículo sobre la forma de celebrar la misa y otras materias más: En fin… Benedicto XVI siempre nos sorprende… para mal. ¡Un católico! Eso es de todo, menos edificante; y no lo digo por las otras iglesias separadas que ya tienen su propia teología, sino por los incrédulos que ciertamente no dejarán de regocijarse porque la Iglesia Católica, lleve dentro de sí tales contradicctores. De las demás no toca ahora hablar, pero igualmente tienen sus “bigardos”, que se dedican a apostrofar a los que no comulgan con sus tesis en las que no entro ahora.
 
Rafael Marañón 25 de noviembre de 2010
 
AMDG.