Que no, Pepe!

Autor: Rafael Ángel Marañón    

 

 

¡Que no, Pepe! No insistas. No es eso lo que ocurre en mi caso. No estoy ofuscado por la religión, sino me encuentro muy feliz con Jesús y el giganteo misterio de Dios. Dios no es nombre propio, sino “adjetivo elevado a pronombre” aunque en este caso lo empleemos como sustantivo. El nombre judío es Jehová, o Yahvé como otros dicen. Dios significaba en la antigüedad poder y grandeza, y Dios es eso, además de infinitas cosas más. Es por eso que le llamamos así. Los franceses en algunas versiones bíblicas, le llaman L´ETERNEL (El Eterno). A mi me gusta llamarle El Creador, Padre eterno, y Señor. Y ya ves, que hay para aplicar abundantes nombres y apellidos. 

Simplificando, te diré que hace muchos años lo encontré, y ya no he dejado de estar en su orbita. No soy particularmente cultual, pero voy a donde encuentro hermanos en la fe, con los que me encuentro muy a gusto, y con los que tengo muchas afinidades en la fe común y en su entrega a ella. En ningún caso despreciaré a los que de otro modo distinto al mío, aman y alaban su nombre. Todo el que ama a Dios DE CORAZÓN es mi hermano, y lo amo con el espíritu de Cristo que no dudó en alabar al samaritano. A mí lo que no me gusta son las tonterías, y las añadiduras y extravíos. Si para estar en un lugar tengo que ser adversario de otro prefiero no estar allí. 

En cuanto a lo de mi esposa Isabel, te puedo hacer unas preguntas: en caso de que yo me encontrara en el estado de ella, ya casi impedida ¿ella me hubiese dejado porque soy carga pesada para ella y le impedía unas libertades apetecidas? Respuesta: ¡NO! ¿Porqué yo he de ser distinto en el mismo caso, y más siendo cristiano? Ella me ha dedicado su vida durante muchos años y aun lo hace con una dedicación ejemplar ¿y yo voy a dolerme de tener que prescindir de alguna vanidad, dejándola sola, cuando sé que ella, disfruta con mi compañía como yo con la de ella? “Lo primero es antes” como decía nuestro recordado amigo José Luis el de Úbeda. También así se honra a Dios. 

Eso me impide estar más con la gente, y lo siento por ellos si es que algo significo para mis amigos. Cuando me casé, prometí expresamente cuidarla y honrarla, y si de algo me pudiera quejar, es de que no tengo los medios suficientes para darle aun más comodidad y cuidados. Así que, amigo mío, no creas que yo tengo las costumbres de las gentes en general, que se quejan cada minuto por carecer o por tener obligaciones pesadas, cuando las mías las llevo con gozo y felicidad. Dios sabe. 

Un abrazo

Rafael Marañón

AMDG.