Cantando un ruiseñor

Autor: Rafael Ángel Marañón    


              

Cantando un ruiseñor en la alameda

Rompía de la fraga su reposo,

Haciendo retumbar muy afanoso

La inmensa catedral de la arboleda.

 

Cantaba alegre la avecilla leda,

Himno de amores tierno y rumoroso,

Llamando a su Señor tan animoso,

Con dulce trino suave como seda.

 

Bella canción de amor cadente y grata.

Sonora mostración de la armonía,

Que rompe el cazador con artería.

 

La flecha cruel partió en alevosía

Rompiendo un corazón enamorado

Para el triste placer de un desalmado.

 

Es triste que al dechado

De vida, amor, consuelo y dulce calma,

Destroce hombre feroz, sin fe y sin alma.

 


AMDG