Forrarse

Autor: Rafael Ángel Marañón

   

 

Mucho se ha hablado siempre, desde tiempos antiguos, en la fuerza y el poder que proporcionan las riquezas. Hasta la misma Biblia dice claramente: Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. (Eclesiastés 7:9) No podemos por más que compadecer, a los que en su demencia pagana buscan “forrarse”, que no es ni más ni menos que protegerse contra las eventualidades con la mayor seguridad. En un mundo extremadamente libertario y a la vez liberticida, esta es la angustia que prevalece. 

Más que la avidez por lujos y grandezas, (que también) ha sido el miedo a perder una posición social y unas comodidades que el dinero proporciona, el que ha movido a los hombres a buscar la riqueza rápida y han atizado la rapiña. Los resultados son la miseria y la escasez en amplísimas regiones del planeta, por lo que las hambrunas se van extendiendo en lugar de, por la lógica de los adelantos de la técnica, reducirse a un mínimo, si no aceptable, sí al menos pasable. 

El miedo al desamparo, en una sociedad que por esa misma reacción es insolidaria, hace que todos deseen sobre todo, la franquicia económica que les libre de la miseria y el desamparo futuro. Sobre todo en la vejez. Por eso hay un refrancillo en mi tierra que viene muy al caso ¡viejo y sin dinero, es un fin de mal agüero! Ese tan temido desamparo, es un principal motivo de la acumulación de dinero. Esa acumulación de dinero y poder, son las que mutuamente como serpiente que se muerde la cola, lo que trae esta situación tan lamentable. 

Reconozco que hay muchos motivos, por los que los hombres desean el dinero a toda costa. Es necesario para los espíritus mezquinos, tener a toda costa el dinero que les permita ejercer prepotencia y mando sobre las más personas y grupos posibles.  El dinero es poder. 

Para conseguir estas viles metas todo método es bueno, y la frase que mejor la representa es la francesa: “les affaires sont les affaires”, que es como decir que la máxima “ética” es el medro y la conveniencia personal. Para darle eficacia, no se tienen en cuenta sino las posibilidades de estar por encima del otro, amenazante y opresor. Y eso se estigmatiza exteriormente, pero en la realidad todos van tras esa posición social sea como sea, y a costa de lo que sea. Cualquier oposición u obstáculo son removidos sin compasión, porque en la ley de la selva que prevalece es “el sálvese quien pueda”. 

Es proverbial en los que sueñan con ganar la lotería, que lo primero que harían, es expresarle su desprecio y burla al superior y como se suele decir, liberarse y “mandarles a freír espárragos” en frase española, semejante al “mandáte mudar” u otras menos comedidas.  

De ahí, que mucho porcentaje de avaricia se origina en el miedo a la miseria, a la humillación y la debilidad en el peor momento de la vida. La “cultura del pelotazo” tan extendida en España y en todas las naciones, es una figura más del estado en que nos encontramos en un mundo en el que ya no queda lugar para los valores de lealtad, dignidad personal, generosidad, cumplimiento de la palabra, veracidad, etc., etc.  

Se empeñan en ir por el camino del descreimiento, y tras de una llamada “ética”, que no es tal valor en su mejor acepción, sino una coartada para hacer en cada momento, lo que conviene al sujeto que así proclama este modo de entender el derecho y la razón. Solo la doctrina de Jesús el Cristo resucitado hace a los hombres renunciar a los deseos engañosos como bien dice el apóstol. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.

Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (1ª Timoteo 6:6 al 10) 

AMDG.