Siglos, Fracasando

Autor: Rafael Ángel Marañón

   

 

Si alguien es cojo, no vamos todos a ser cojos. Si alguien es un ceporro, no vamos todos a ser ceporros. Si es inteligentísimo no podemos todos ir a su paso. Diferencias tiene que haber. Yo soy partidarios de estimular todos los resortes de inteligencia y probidad que se puedan, y eso en el progresismo (donde se disfrazan tantas cosas) no se puede hacer. Así de tajante. Si la propiedad privada no debe existir, “va a trabajar su padre" del que lo diga. Yo quiero, que de mi esfuerzo se beneficien mis hijos y mis nietos, y también todos los demás prójimos o próximos. Y eso es lo que hago sin más ambición. 

¡Hace falta una revolución… con mayúscula! No se hará, porque los egoísmos y los mismos intereses y egoísmos particulares.- que tanto se censuran a los que tienen medios de producción.- lo impiden. Estos “ricos burgueses” han creado mediante la técnica, el riesgo, la inventiva, la buena administración, etc., un medio de producción que ya no es el antiguo ¡tierra y libertad!  Este eslogan, ya se ha probado últimamente a lo largo de más de un siglo como un rotundo fracaso, y se observa que sigue fracasando. El problema está en nosotros decía Casio a Bruto, y es rotundamente cierto. 

 Mientras el ser humano sea como es, no hay ningún experimento que lo saque de esta situación, que más que reducirse se agrava por años. Solo la entrega a la buena doctrina del amor y la verdad, es capaz de rescatar a unos pocos que siempre serán execrados y perseguidos, como cuando Nerón culpó a los cristianos del incendio de Roma. Cualquier tacha humana en el cristianismo, será magnificada; y entretanto serán silenciadas cuidadosamente las maravillas que produce en las personas y por extensión, en toda la humanidad. Y para hacer estos cambios, será necesario humillar o eliminar a los disidentes. Mala cosa 

Claro es, que Jesús no indicó nada que sugiriera que todo el orbe sería convertido a la sujeción a sus preceptos; hasta sus mismos seguidores fallamos demasiado. Esperar otra cosa de la masa indiferente, no es lo que dijo el maestro de ser la levadura que leudara, ni la sal que diera sabor al guiso. La sal es sal y la masa es masa en el mejor sentido de la palabra y sin connotación peyorativa. No cabe pues, sentirse fracasado en la misión de conformar un mundo mejor, y nunca perfecto ni en la levadura ni en la masa. 

Esa es la auténtica revolución. Las “otras”, solo valen para que los que no desean este sistema se arrisquen más aun, y respondan con igual o mayor energía a las agresiones que se producen siempre, al intentar implantar una idea o un sistema en la sociedad. La guerra pues es inevitable y perenne ¿Cómo pues se puede esperar que haya paz en esas condiciones? Mientras, la serpiente de la discordia impera sobre una humanidad sometida a la dirección del enemigo del hombre, que no cesa de provocar la muerte y la desolación en toda la humanidad doliente. Solo Cristo Salva y redime. Hagámosle caso; es la solución segura.

AMDG