A Antonio Albarrán (Respuesta)

Autor: Rafael Ángel Marañón

   

 

              

Rafael por primera vez en mi vida coincido contigo en la grandeza de LOS SANTOS INOCENTES, ya sea en la versión literaria de Delibes como en la cinematográfica de Camus.

Alfredo Landa genial, Paco Rabal con su “Milana bonita” se sale y Juan Diego en el papel del fascista señorito Iván está perfecto.

Gracias por el artículo, mucho mejor que lo que nos tienes acostumbrados con tus bendiciones urbi et orbi. Sigue así.

Amigo, Antonio: ¿crees de verdad que cuando escribo sobre Jesús, sus hechos y sus bellísimas e irreprochables palabras, es que estoy en contra de la misericordia, la igualdad de derecho, la solidaridad, el amor a los demás con sus bajas y sus alturas? ¿Crees que no me llegan al corazón, como le llegaba a Jesús, la miseria, la injusticia y el continuo abuso de los débiles por parte de los poderosos de cualquier clase? ¿Que mi religión son solo ritos vacíos? Posiblemente lo será para algunos. No es mi caso.

 

¿Sabes que la foto de la niña que está abandonada, mientras un pajarraco la contempla para darse el banquete con sus magras carnes la tengo en casa como recordatorio, y en el corazón con indignación? El sentir de Jesús de templanza y comprensión, me hacen tener confianza en una justa retribución para todos en su tiempo.

 

Haces gala de ser ateo y hasta contrario a la religión, pero sé que comprendes cuando envías esos trabajos sobre China y esos países que visitas y en los que vives. En ellos retratas tu sensibilidad. Ya ves que en todos los lugares del planeta se actúa de la misma manera, lo mismo en China que en Birmania que en “Alcucilla de abajo”. Yo he vivido en un pueblo de Jaén donde regía una fabrica, y me fui asqueado de cómo se comportaban los unos y los otros. Allí vi el odio, el desprecio, y la prepotencia de todos en cuanto tenían ocasión de ejercerla.

 

No hace falta ser súper poderoso para aplastar al prójimo. Solo estar en una posición de superioridad, para echar sobre el débil todo el peso de nuestra soberbia y nuestra injusticia. Así, el que algo sabe le espeta al más ignaro (aunque en otras materias sea netamente superior) todo el peso de su destreza en lo que se dialoga (o más bien disputa).

 

Tus últimos escritos me han hecho meditar sobre lo poco que conocemos a los demás. Creí, por tus palabras, que eras una especie de ignorante fanático de una idea. Después me has hecho cambiar con respecto a ti, pues veo que tus sentimientos, a pesar de tu ideario (tan distinto al mío), son los de un hombre que sufre con las injusticias y el escasísimo amor a las demás criaturas. Tal como cualquier cristiano de verdad.

 

No pretendo cansar a nadie con mis “bendiciones urbi et orbi” como dices, sino solo dejar constancia de lo que Jesús dejó dicho y ejemplarizado, en relación con las muchas necesidades materiales y emocionales de toda criatura, A los suyos nos encargó informar a todos de la salvación de nuestras ineptitudes, su doctrina perfecta, y el perdón de pecados; y eso es factible cuando se quiere hacer para todos. No así las demás ideologías que tienen que contar con el consenso de la mayoría, para humillar y aplastar a los demás bajo el peso de su superioridad.

 

Esto que digo, no desvirtúa tu amor a las gentes débiles, tal como mi fe no me impide a mí, sino que me estimula a amar a todos, porque todos tienen sus razones más o menos válidas para ser como son y hacer o dejar de hacer lo que hacen. La doctrina de Jesús en cuanto a la economía se reduce a la siguiente cita de la Biblia, que ahora mismo te pego cuando a mi mujer le haya echado la laca en su pelo jejeje!! Gajes del oficio. Ahí va: El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. (Efesios 4:28) Creo que es un resumen perfecto de lo que han de hacer los hombres, para hallar la paz y la armonía con el Universo y Con Dios Creador.

 

Somos pues co-beligerantes en la compasión por el prójimo sujeto a la perpetua injusticia, aunque sea por distintos motivos. Como nuestros buenos amigos tú estás por Jesús, porque reconoces su grandeza. No estás de acuerdo con los métodos, pero el Señor Jesús dijo ¡Quien no es contra nosotros; por nosotros es! (Marcos 9:50) Por tanto ya sabes que te profeso una amistad y un respeto enorme, porque no te considero enemigo sino de otra, digamos “observancia”.

 

Y así termino mi orbe et orbi ¡¡jejeje!! deseándote lo mejor: Si admiras las cosas de aquel inefable hebreo; Jesús, que alumbró la luz del Evangelio de la Gracia y la bondad de Dios para con todos, algún día sepas, con tu capacidad crítica, ir a su luz admirable y disfrutar de la perfecta paz que algún día, sin duda, echarás de menos. Y Él te la dará por que te ama

 

Mientras un abrazo solidario

 

Rafael 

 

AMDG