Mirad si se aman

Autor: Rafael Ángel Marañón 

 

Por excelentes escritores y medios de comunicación, fue aplaudida hace años, la razón que asistía a la chica Lauryn Hill que en el Vaticano dijo aquellas frases tan escandalosas “No vine aquí a celebrar el nacimiento de Cristo con vosotros, porque Dios ha sido el testigo de la corrupción, etc”. Bien. Eso ya lo saben todos, por el escándalo que se suscitó a raíz de esta escandalosa manifestación. No insistiremos. Podía haberse ahorrado la perorata. Y no trato de defender a nadie, sino a exhibir la cultura del insulto y el abuso de la tolerancia.

No puedo aprobar esa actitud y esa conducta. Si no se está de acuerdo con el catolicismo, se le deja y en paz. Lo que ha hecho esta chica es ejercer de nuevo La Inquisición, con otros métodos menos cruentos, pero igualmente ásperos y fuera de lugar. Cosa que no le hubieran permitido en otro lugar. No fue para eso, para lo que fue invitada. Y una cosa es una indelicadeza (no somos perfectos), y otra la insolencia y el dicterio. Eso que dijo allí, puede decirlo miles de veces en miles de lugares y situaciones. Nadie la perseguirá por ello.

Ser verdadero cristiano es difícil, y la actitud de muchas iglesias cristianas no católicas, revelan como ese cristianismo está también trufado de prejuicios y poca caridad, y tanto o más que el catolicismo, tan criticado por ellos. El ejemplo de los davidianos no es único.

El mandamiento magno de Jesús (el amor, por si alguien no lo sabe), se ignora en esas actitudes de los que han coreado y magnificado, las insolencias de una chica que sabía que eso rentaba para su carrera artística. 

La iglesia cristiana, de cualquier denominación, como toda obra en manos de hombres, está sujeta a desvíos (de los hombres) y eso no es privativo del catolicismo. Tener diferencias doctrinales es una cosa, pero insistir en airear con monótona persistencia en las lacras y la corrupción, no creo que sea el mejor sistema de instrucción evangélica. Ni la mejor forma de establecer correctas doctrinas que, ciertamente, no son tan unánimes entre las demás como para presumir y jactarse de ello.

Hemos de lamentar que la acción de predicadores y misioneros de las denominaciones extranjeras, siempre han sido más que la dirección hacia una posición de caridad cristiana, una acción contra el catolicismo y un azuzar a los prosélitos contra esta Iglesia. Hemos de señalar, que ha habido y hay honrosísimas excepciones.

Sacar a colación a cada instante, venga o no venga a cuento, las veleidades del catolicismo en otras épocas (semejantes a las de las demás iglesias… y a los demás hombres y colectivos), no es lo más edificante que digamos. Es más elegante y persuasivo, cantar las virtudes del Evangelio y su poder liberador que insistir en la descalificación y hasta bastante desprecio por los “indígenas”.

Ellos y sus países, eran civilizados. ¿Cómo no? Los naturales españoles, (indígenas), éran rústicos y de malas costumbres. Tomar el té o cualquier otra costumbre muy adecuada en su país, era casi impuesta por ellos, mientras los usos españoles eran motivo de vituperio o risión. Con raras excepciones, esto era así.

Era escandalosa la conducta de algunos “misioneros” que hacían rancho aparte entre sí (aunque fueran de distintas nacionalidades de procedencia), dejando con suficiencia a los prosélitos en su papel de “Pedrito”.  Muchas conversiones a Cristo fueron estorbadas, si no impedidas, por semejantes actitudes. Y además ejerciendo una férrea vigilancia y superioridad sobre todos los simpatizantes o convertidos.

Solo excepcionales personas que venían a este país a proclamar el evangelio de Jesucristo, como hacía el apóstol Pablo, se comportaron casi siempre adecuadamente, en el lugar que habían venido a “evangelizar”. Como si España no estuviese desde siglos antes, ya evangelizada; en ocasiones con exceso. A estos mencionados  respetuosos extranjeros, nuestra gratitud con el mayor deferencia y afecto, pues nunca trataron de humillar a nadie ni de imponer (todo lo sutilmente que se quiera), sus costumbres ni su visión política.

A todos, desde esta modesta tribuna, exhortamos a que practiquen el amor mutuo, que eso también lo mandó Jesús y con mucha insistencia, hasta tal punto que es la nota que distingue a los cristianos de las demás personas, según Tertuliano: Mirad como se aman.

Que no se tenga que decir de nadie que confiese a Cristo; comprobad como NO se aman. Son unos farsantes

El apóstol Pablo dice claramente: Solícitos en conservar  la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz; Efesios 4-3 Versión Nácar Colunga. Si no se puede tener otro vínculo, se debe tener para con todos, y mayormente para los que profesan amor a Dios y a su Cristo, paz  y amor. Y sobre todas estas cosas revestíos de amor que es el vínculo perfecto. (Colosenses 3:14). VNC ¡Claro como el agua clara! 

Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; Efesios 4-13. Versión Reina Valera 1960.  

Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Juan 17,23 Versión Reina Valera 1960.

Rafael Marañón

AMDG