Vamos con gozo (Epístola)

Autor: Rafael Ángel Marañón   

 

¡Pero hombre, amigo! ¿Quien le ha dicho a usted que yo soy de izquierdas o de derechas. Escribo para todos, y solo pretendo dar a conocer el maravilloso misterio del Cristo muerto y resucitado por nosotros. Y todos pueden leer lo que digo, porque no ofendo a nadie con esta labor que me es impuesta por mi Maestro y Salvador, Jesús. ¿Acaso escribo cosas que no puedan ser asumidas por cualquier cristiano? ¿Tan insociable o insolidario me he mostrado? 

¿Es que hay que estar, a la fuerza, sujeto a una disciplina de partido o congregación como si fuera un grupo político y férreamente organizado? La Iglesia de Cristo es, según la Biblia: a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan (de limpio corazón) el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. En la Asamblea de Dios hay libertad, porque como la Biblia dice: Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. (2ª Corintios 3:17). A nadie se constriñe y a nadie se le obliga. Vamos allí, porque lo consideramos un privilegio, y nos gusta estar con otros hermanos y amigos de Jesucristo. 

Nadie acude a la Iglesia  a la fuerza. Va uno porque quiere; y con fruición. Si en otras épocas no era así, son épocas por las que se ha pedido perdón (que nadie lo hace). Después... cada uno con sus convicciones y el Espíritu de Dios con cada uno. Yo soy amigo de todos, y a todos considero. A nadie excluyo. Mi fe es mía y de nadie más. Y lo de pertenecer a alguna iglesia, es cosa de elección y participación. La religión concebida como imposición es nefasta, como toda ideología que pretenda lo mismo  

El seguimiento de Jesús, es bondad, paz de espíritu, tolerancia, conocimiento de que todo tiene un propósito bueno, y un montón inimaginable de cosas buenas a simple vista, sin retorcimientos ni falacias. Es una nueva vida plena de esperanza y de emoción, cuando uno aprende a ver las cosas como el mismo Jesús, que se deleitaba con los pájaros, las flores, los sembrados, y toda la naturaleza. Es una experiencia que nadie percibe y disfruta sino el que entra en la onda de Jesús. Si alguien no quiere libre es de hacerlo o no. 

Pero amigo mío, la libertad es un don hecho para administrarlo adecuadamente. Si alguien no lo hace, es su responsabilidad. Allá él. Es penoso para mí, porque veo que se pierde, pero la libertad que Dios ha dado no se le puede arrebatar a nadie. Y no todo el mundo piensa así y usted lo sabe. Puede elegir entre salvarse, o estar desposeído de la Gloria de Dios, y pasar un infierno en la esfera que se ha escogido la persona misma.  

Por eso, el cristianismo genuino no se basa en la observación de hombres que más o menos profesan, sino en la bondad de la doctrina, y los ejemplos que todos los días recibimos de los que lo practican de verdad. Fijarse en los defectos que toda obra lleva, por estar en manos de hombres falibles, es un error que solo perjudica a quien no entra en la onda de Jesús.

Usted podrá decir que eso es lo que pienso yo; entienda que lo que usted elija, es lo que piensa usted. Nosotros enseñamos bondad, misericordia, respeto a la autoridad, amor sincero, y sujeción a las ordenanzas de nuestro Seños Jesucristo y mucho más,  porque estas nos llenan de gozo y consolación, y nos dan luz en nuestro caminar por el mundo.

Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado

sobre los dulces brazos del amado. 

Fray Juan de la Cruz.


					

AMDG