Sexo y propaganda

Autor: Rafael Ángel Marañón   

 

 

Bueno Pepe; los dineros que tenga la Iglesia Católica no es incumbencia de nadie. Yo tengo mis propias convicciones. No soy un zombi. En la iglesia de Dios, se respetan las opiniones y las perplejidades. No se trata a nadie como a un robot. Y su economía existe solo para llevar a cabo su misión en este mundo.

 

Siempre está en números rojos a causa de las muchas obras pías que hace, cosa que tampoco me corresponde a mí resolver, si no es colaborando con ella en esas obras. Los cristianos de verdad son seres ejemplares que hacen muchas cosas buenas; son la sal de este mundo corrompido por la codicia y la búsqueda de los placeres, que no de la alegría y la solidaridad. Naturalmente, que eso se tiene que hacer con orden y organización. Las ovejas negras existen en todos los colectivos. Si se visten de corderos, es cosa que tendrán que explicárselo a Dios que sabe las cosas.

 

Si las iglesias dejaran leproserías, hospitales, casas de acogida, reparto de alimentos, colegios, y tantas obras de altruismo, ya veríamos si los estados podían funcionar sin ellas en ese terreno, y cuanto les costaría a los contribuyentes. Ellas lo hacen, sin otro interés que hacer el bien y la salvación de las almas. Y en condiciones que casi ninguna ONG se atrevería a llamar voluntarios. Ellas tienen gente sacrificada que lo hace por amor a Dios y a sus criaturas.

 

Creo Pepe, que no estás lo bien informado que un hombre de tus alcances debiera estar. Documéntate, lee la Biblia, y verás lo que hace la Iglesia continuamente desde hace siglos y milenios. No obstante en la independencia y libertad de la que puedo gozar, yo escribo esto para que la gente sepa que desde pequeños (por ejemplo), ya sabemos todo el asunto del sexo, de que tenemos que guardarnos de abusar porque se convierte en una droga que ya aliena al que abusa.

 

La Escritura (por no tener siempre al Vaticano como coartada para tantos ataques desproporcionados), dice que el sexo es bueno:

 

Bebe el agua de tu misma cisterna,
Y los raudales de tu propio pozo.

¿Se derramarán tus fuentes por las calles,

Y tus corrientes de aguas por las plazas?

Sean para ti solo,

Y no para los extraños contigo.

Sea bendito tu manantial,
Y alégrate con la mujer de tu juventud,

Como cierva amada y graciosa gacela.
Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,
Y en su amor recréate siempre.

¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena,
Y abrazarás el seno de la extraña?

Porque los caminos del hombre están ante los ojos de DiosJehová,

Y él considera todas sus veredas. (Proverbios 5:18 al 20)

 

La Revelación lo contempla así y La Iglesia, como es natural, hace lo que le ha sido dicho de parte de Dios. Las personas no son objeto de placer. El sexo no es condenado, ni mucho menos, como se demuestra infinidad de veces por la misma Escritura. Como no se condena el comer y el beber sin abusos. Por eso se recomienda la morigeración en el comer y beber con miras a nuestra mejor salud. Lo que se dice, es que el pecado es  tomar lo que es de tu prójimo y utilizarlo para satisfacer las bajas pasiones que a todos nos tientan.

 

Y que estas cosas malas tienen su consecuencia, es más que comprobado. La Iglesia de Dios no reprime el sexo, ni mucho menos. Lo que advierte y es cosa para cristianos, es el abuso y los pocos escrúpulos de los que practican la promiscuidad sexual, sin tener en cuenta la dignidad humana, tanto del hombre como de la mujer ¿A que viene tanta propaganda del sexo, si eso ya lo tiene asumido todo el mundo? Los padres contestando a las preguntas de los chicos, con curiosidad legítima, pueden ser perfectamente, el complemento de las enseñanzas tratando el asunto con la discreción y la prudencia del que ama a sus hijos.

 

No hay que hacer propaganda, a lo que ya está vendido según los cánones de la publicidad. Lo mismo no hay que dar tantas alharacas a una cosa como si fuera nueva, y como si hasta el más lerdo no lo supiera de sobra, aunque sea rudimentariamente.

 

¿A que cargar contra la Iglesia de Jesucristo, si esta lo que hace es advertir a todos de los peligros que conlleva la promiscuidad en enfermedades, en vulneración de los derechos de los demás, y la conversión de las gentes y de los más débiles, en objeto de placer de los mas fuertes. Hacer a los niños sujetos de esta abominación es también suplantar la rectitud del uso adecuado cambiándolo por la promiscuidad y el morbo. Jesús nuestro único maestro y sabio de verdad, nos previno contra estos desvíos de la naturaleza y eso es lo que enseña la Iglesia de Dios.

 

Si alguien no se siente concernido allá él, pero a los cristianos no nos está permitido ni emborracharnos, ni la prostitución, ni el desorden, ni la acidia, ni de ninguna obra viciosa y descabalada, que anula la voluntad de las mujeres y hombres que se entregan a estas abominables cosas. Es exactamente lo que todos los padres deseamos para nuestras hijas e hijos. Que trabajen en paz y que tengan sus mujeres  ellos,  sus hombres ellas, y críen hijos con paz y felicidad. Nada malo como se ve. Todo excelente aunque no lo sea para la opinión de algunos.

 

AMDG