Relativismo «moderno» II

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

 

               Si usted cree que los cristianos no hacemos lo suficiente para mitigar el hambre, la miseria, la injusticia, etc., comprobará si lo desea,  que desde las distintas denominaciones cristianas se aboga, se pide y estimula, la misericordia, una mejor distribución de la riqueza, y un clamor de todos por la justicia social. Si no le parece bastante, es usted muy libre de hacer ese bien a los que tiene a su alrededor, que no faltarán, y ya está usted haciendo lo que reprocha que no hagan los demás.

 

El ser humano es como es, amigo mío; es decir como dice la Biblia y el Cristianismo. Fundamentalmente perverso y egoísta en todas las colectividades y grupos humanos. Solo su transformación mediante el Espíritu de Dios puede traernos, si no una paz y prosperidad universal y altruista, por lo menos para los que aceptan la oferta de Dios hay el magnífico consuelo de la fe, y proceden tal y como Jesús les mandó; poder ser así sal para que no todo se corrompa, y levadura para que la masa se convierta en algo útil para Dios, y como consecuencia para ella misma.

 

El mismo famoso Che Guevara, dijo que América solo se transformaría cuando se transformara el corazón de los americanos. «A buenas horas, mangas verdes».  Eso lo dijo cuando ya se había llenado de sangre hasta los codos, y seguía haciéndolo. Y el caso es que tenía razón, pero eso estaba dicho milenios antes. Así que en eso estamos todos de acuerdo, porque todo el mundo disputa sobre quien es mejor, más generoso y filántropo.

 

Siempre salen a relucir los concordatos o acuerdos de Pío XII y de Niemöller con la Alemania nazi, pero eran dos cosas distintas, dos tiempos distintos, cuando el mismo Churchil dijo: “si el imperio Británico se viese en los apuros que pasaba Alemania después de la guerra, le gustaría que hubiese un hombre del temple de Hitler para que salvase el imperio”. La Iglesia Católica como todos esperaba una situación de orden y justicia social de Hitler, y firmó un concordato. Niemöller, al principio, no solo esperaba eso sino que lo impulsó y respaldó calurosamente. Fue después, cuando Hitler mostró su cara real, estando ya Alemania bajo el poder absoluto Nacionalsocialista.

 

Niemöller, junto con Bonhoeffer, se rebeló contra el régimen, que pretendía que las Iglesias cristianas fueran transformándose en Iglesias arias. Eso no puede ser posible en las verdaderas Iglesias de Jesucristo. Las persecuciones que sufrieron durante el periodo nazi son históricas, y el mismo Papa estuvo a punto de ser tomado prisionero; por circunstancias misteriosas no lo fue. Tal vez por el temor de Hitler a los católicos de todo el mundo, le disuadió cuando sus ejércitos retrocedían en todos los frentes.

 

 

AMDG.