La Compasión de Cristo 2ª parte

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

Por otra parte dice que es esto o aquello y que su Iglesia es la mejor etc., pero ser de una u otra Iglesia no salva. Se puede uno apuntar hasta para la guerra, pero sentir en el corazón las cosas del Cristo ya es otra cosa muy distinta Y se lo digo sin dudar si usted lo tiene o no, porque eso es de cada cual. Según me cuenta es más de obras que de Gracia, por lo cual me parece que tiene arduo trabajo para encontrar la salvación por ese camino. El fallo humano es predecible en más o menos tiempo u ocasión, pero es casi seguro que cada día pasamos descuidadamente, sin sentir en nosotros ese denuedo que nos permita pasar incólumes, como por piedras de fuego, entre el fárrago y confusión de la sociedad.

.

Cuando hablo de “mundo” (Cosmos) le quiero aclarar que llamo mundo a la forma de vida que no tiene en cuenta a Dios para su existir, y como la palabra “carne”, tiene una connotación bíblica que se traduce en lo que se hace sin tener en cuenta a Dios, cosa que peculiarmente ocurre en la mayoría de nosotros. Es por eso, que no me puedo fiar de palabras que me hablen de ley. La Ley ya estaba en tiempos de Jesús, y nadie podía cumplirla. Solo Él. La ley era a la verdad santa y buena: lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera en mi camino. (Salmo 119:105).

.

Es La Ley por lo tanto, guía de conducta y no restricción de vida. Aunque por desgracia para nosotros, la despreciamos y hasta la ultrajamos. Pero Cristo la reconduce a la conciencia y el corazón, y la resume en el solo mandamiento del amor. ¿La ley es mala? Ni mucho menos, pero al no cumplirla la convertimos nosotros mismos en acusadora, y por eso no nos gusta la ley. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. (Romanos 7:12) Como las leyes de tráfico de vehículos se hacen para mejor circulación y evitar accidentes, así la ley también nos orienta y reglamenta la forma de conducirnos en la vida terrena.

.

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,  para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. (Gálatas 4:4,5) Por lo que me dice, conoce usted la Escritura y eso es muy bueno; La Escritura hay que comprenderla con más conocimientos de los que poseemos los legos y, aunque la comprendamos, su exacto significado hay veces que no está a nuestro alcance; es por eso que  hay tantas formas de denominaciones cristianas, según interpretan los que se ponen al frente de ellas.

.

Y también por ello, es temerario tratar cada uno de hacerse una interpretación al gusto, con lo que vemos enseguida a las gentes sumergidos en herejías y enemistades, con el consiguiente deterioro del mensaje evangélico. Respeto su forma de ver estas cosas espirituales aunque por lo que me dice y yo puedo comprender con mis modestos conocimientos, (disculpe que se lo diga con la misma crudeza que usted) está bastante lejos de la verdad, a menos que esas interpretaciones caseras se modifiquen y se traten de llevar al terreno del conocimiento pleno y de la verdad sin aditivos.

.

Es por eso que debemos fijarnos en lo que dice Jesucristo a todos los hombres: venid a mí (Mateo 11:28). Es a Cristo a donde hay que ir; por entrar en la Iglesia, y aunque estés dentro del recinto más tiempo que el sacristán o encargado, no te va a salvar. La Iglesia te dirige y te asiste, para que encuentres en su seno el camino de Cristo y lo sigas fielmente. No te engañes pensando que hay una forma distinta de salvación y Gloria, distinta de la que viene de Dios por Jesucristo. La Iglesia tiene una enorme misión, a veces superior a sus fuerzas, por lo que tiene que ser auxiliada constantemente por el Espíritu de Dios.

.

Continuará