Carta a Miguel 3ª parte

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

Como no puedo renegar de mi conciencia, he de decir algo sobre la llamada Jerarquía Católica. Siendo yo liberal en cuanto al trato con todos, soy algo tozudo cuando la realidad y la verdad se exponen a escarnio. Normalmente, la jerarquía católica está formada por gente muy escogida que destaca entre sus iguales y es elevada a más graves responsabilidades. Son personas muy inteligentes, y de hecho, piadosas y entregadas a su misión que no es fácil ni mucho menos. Cualquier cosa que digan, será puesta bajo lupa y comentada arteramente. Sus ropas son el “uniforme” que en todos los cuerpos o colectivos existe, como existe en los colegios para los niños y niñas..

Así que, engancharse en los defectos, faltas o dudas mostradas por algún clérigo, para poner de chupa de dómine a los católicos, me parece una simplificación que no es admisible por ningún concepto. Es cierto que una mosca en el pomo de perfume estropea todo el ungüento, pero entre personas no es tan así. Es por ello que tienen que hacer cualquier movimiento y controlar cuidadosamente cualquier cosa que digan. No es posible dentro de un ente tan  sobredimensionado y con una misión de paz y amor, controlar todos y cada uno de los fallos posibles en la comunidad. .

Siempre, la naturaleza humana aflora ante una situación dada y favorable; ese odio y malquerencia que se descubre por parte de gente, que ni ha sido lesionada, y sí en cambio favorecida, no es aceptable. El Papa ya pidió perdón por las faltas o pecados en La Iglesia Católica en toda su trayectoria, como ella perdona a sus contradictores. Está contra el aborto y las cosas mundanas. Podría haber dejado el agua correr, pero no lo ha hecho, y nada en contra de la corriente que es bastante incómodo. Y si hay alguien que mantenga la doctrina en su aplicación a la sociedad, es ella. La Escritura dice: !Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. (Santiago 4:4).

Se puede estar o no de acuerdo con sus planteamientos o su praxis, aunque no se puede aventar cualquier falla en un “sistema” tan complejo y delicado. No arriendo la ganancia a los que con verdadera responsabilidad, tienen que mantener contra toda opinión su credo y su doctrina. Tómese de ella lo que se comprenda, y de lo demás, si hay interés en conocer, búsquese quien le pueda ilustrar sobre este asunto tan controvertido. Pero escudríñese con verdad, y con espíritu de amor y comprensión. A todos. .

Yo procedo así con todos. Es incómodo, y a veces lacerante  y levanta muchas suspicacias, a veces hostilidades y contradicción entre los mismos que deberían apoyarte y respaldarte; creo que más vale hacer las cosas con limpia conciencia, que no por agradar a unos pocos decir lo que guste a cada uno (porque el que quiere contentar a todos no contentará a nadie), y tiene que contar con esa eventualidad. Yo asumo todo lo que venga con tal de saber que estoy haciendo lo que debo.

La perfección es una aspiración, y no una realidad concreta. Se debería decir “hacemos lo que podemos”, porque la Iglesia está compuesta por seres humanos sujetos a muchos vaivenes y no de estatuas de mayólica, como el ejercito chino de piedra. No es cuestión de poner pegas a la crítica que a veces es buena, aunque decir que sí, a todo lo que la gente quiere que haga la Iglesia resultaría una hipocresía. Defendamos el honor de todos y como decía el Papa Gregorio Magno. Mi honor es el sólido honor de mis hermanos. Después, que el que ocupa el Gran Trono que decida.

Rafael Marañón