Se perdió la ocasión

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

 

No lo puedo remediar; soy un pesimista. En la trayectoria del ser humano, las cosas transcurren lentamente porque es de corta vida. A perspectiva cósmica, lo que a nosotros nos parece largo y resulta cansado de aguardar, es una motita de tiempo que, dicho sea de paso, no rige para la Creación total, tal como lo concebimos nosotros.

 

Nunca se ha presentado para la cristiandad, en conjunto, una ocasión en la que podían haber arrollado con su mensaje de paz en Europa y América. En lugar de movilizarse y poner sobre el tapete la fe por lo que luchamos y nos enorgullecemos, quedamos en nuestras cómodas casitas (por ahora nuestras y por ahora cómodas), esperando que, como siempre, los demás nos saquen las castañas del fuego.

 

Pues las castañas se han quemado, porque la victoria de un PP que ha cogido al PSOE con los pantalones bajados y cuatro millones de parados, es una victoria pírrica. Para mi percepción, una derrota en toda regla. Aportando a un peso pesado que goza de gran respetabilidad, como es Mayor Oreja,  en unas circunstancias como las que estamos atravesando, y no ganar por clamorosa goleada, me dice dos cosas a cual más escalofriante.

 

Una de ellas, es que el cristianismo que existe es un cristianismo comodón, ritualista, y sin cuajo para hacer buena la historia de Jesús que revolucionó en su tiempo el mundo entero. En aquel tiempo del principio se decía de ellos: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá (Actas 17:6) Ahora ¿Qué se puede decir? Se critica acremente que una joven pida novio a San Antonio, y se pasa por alto que el aborto es un crimen, que la pobreza no tiene por que existir, y que los seres humanos somos de un mismo barro, a pesar del distinto color de nuestros «pellejos».

 

Pero eso parece que no importa demasiado, porque me temo que los millones que tendrían que sostener a un anciano Papa, que corre por todos los lugares proclamando paz y concordia se han quedado en su casa. Y lo que tenía que haber sido una ocasión de sostenerle, sea cual sea nuestra percepción del Evangelio de Jesús, ha sido una cuestión de comodidad o quizás peor; que en el fondo y por intereses distintos piensan igual que los opositores, por lo que tenemos situación para años si antes no se produce una intervención externa como siempre sucedió en los peores momentos de persecución.

 

El pueblo español se ha defraudado a sí mismo tan intensamente, que es difícil dejar de decir que no ha ganado el pensamiento más próximo al  cristiano, sino que ha perdido cuando casi tenía en sus manos cambiar el destino, de tantos como serán víctimas de la praxis anticristiana. El mundo camina por sus propios caminos, y los resultados en tiempo cósmico no tardarán en revelarse. Puedo ser más optimista y decir que se ha sacado una victoria para la fe cristiana aun relativa. Para eso, mejor una digna derrota, que mueva a los que creen en la paz, el amor, y la fidelidad a Dios, a lanzarse por caminos de paz a proclamar la verdad de Cristo.

 

Todo se ha frustrado, y todos hemos revelado nuestro verdadero rostro. Las treinta monedas de plata (el precio de un esclavo) también han entrado en liza con el terrible poder de su dueño, que bien sabe manejarlas en su lucha contra Dios. Mal servicio hemos hecho a la vida y a la paz. Presiento que tenemos que pagarlo, por nuestras propias torpezas. Presiento que cuando Dios deja las cosas en nuestras propias manos, porque así lo queremos es porque ya ha dejado que venga sobre nosotros y nuestras comodidades, el golpe más duro e irreversible.

 

Invoco desde aquí la misericordia de Dios, así como también acato su voluntad.

 

A.M.D.G