Democracia y Espíritu.- 2ª

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

 

El cristiano se da cuenta de que en el orden natural las cosas suceden sin su concurso consciente, por que como dice Shakespeare: hay una divinidad que rige el destino de los hombres. Yo creo que hay un Creador y un Maestro, que dio lecciones sublimes (en las que aquí no profundizo) y a ellas me atengo. En lo que respecta a las cosas que se tienen por buenas, observo que los que decían que el rodillo lo empleaban unos, ahora resulta que el rodillo es bueno, y hasta el rodillo de la cocina es empleado.  

El aborto, la trata de blancas, la corrupción generalizada, los intereses creados, demuestran que se saben imponer sobre la rectitud y el altruismo. Desde mi posición cristiana lo veo de otra forma que es la de unas ordenanzas de Dios, que alumbran el camino de los más jóvenes, con la lumbrera de la experiencia de los mayores.  

Y eso es la Biblia. Un tratado de experiencias. Por lo demás susceptible de interpretación y actualización, aunque el hombre solo ha cambiado a peor. La especie de que el pueblo es sabio, no va conmigo. Y lo siento ¿Quién lo diera? Los hombres no estamos preparados espiritualmente para postergar nuestras inclinaciones en aras del bien común. Cada cual ve a su interés y así sucede lo que sucede. ¿La culpa es de los hombres? No, según muchos es de Dios: A alguien hay que acusar, que es deporte que todos practicamos. 

Pero es bueno que estas cosas se hablen, y si quien lo lea saca conclusiones, mejor que mejor. No soy partidario de hacer proselitismo. Yo proclamo un Evangelio que es solo, y nada menos, que el anuncio de que el Creador nos ama, y que está tan interesado en nuestro bienestar y nuestro destino que dio a su hijo Jesucristo, para que todos los que quisieran acogerle pudieran ser redimidos de su situación perdida, y a la vez estuvieran con el que, conociéndole, amaran. 

Cada cual con sus cosas y allá él. Es como si indico una dirección de una calle a uno que me pregunta, y él se va en dirección contraria. Allá él. Yo sigo mi camino aunque me dé lástima de él. Es llamativo que el hombre, que tanto ama su libertad, injurie y menosprecie al Creador, porque en determinada situación SU libertad ya no le funciona. Es el clásico «justicia sí, pero cuando y como a mí me convenga». Eso es jugar sucio, y establecer una forma de vida que se basa en la insolidaridad y en el capricho, esclavos los hombres que así piensan de su propia opinión tan aleatoria y cambiante. 

Lo que no me es permitido hacer, es llevarle a la fuerza a donde no quiere ir; o por no fiarse de mí y lo que le indico, tiene por mejor hacer caso de su instinto o a su intelecto. Soy muy crítico, pero también comprendo que el ser humano es como es, (yo incluido) y no como quisiéramos que fuese. 

Fea pintan a la envidia:
Yo confieso que la tengo
De unos hombres que no saben
Quién vive pared en medio.

Sin libros y sin papeles,
Sin tratos, cuentas ni cuentos,
Cuando quieren escribir
Piden prestado el tintero.

Sin ser pobres ni ser ricos,
Tienen chimenea y huerto;
No los despiertan cuidados,
Ni pretensiones, ni pleitos.

Ni murmuraron del grande,
Ni ofendieron al pequeño;
Nunca, como yo, firmaron
Parabién, ni pascua dieron.

Con esta envidia que digo,
Y lo que paso en silencio,
A mis soledades voy,
De mis soledades vengo.

Lope de Vega

AMDG