Dogmatismo

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

 

Me llenan de estupor hasta donde puede llegar el prejuicio, y el desprecio de la ignorancia por la verdad. Es semejante a la de los israelitas, en una situación similar a la actual en los países ricos. Israel, en la prosperidad, se dejó caer en la molicie y en la introducción y práctica en su tierra, de las mismas costumbres de los paganos de alrededor. 

Ante la desobediencia a las continuas amonestaciones, veamos lo que dice La Escritura: que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel. Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Yahvé. (Isaías 30)

Es impresionante como coinciden las situaciones entre un pueblo como el de Israel, y el actual «Occidente». Es la misma y también igual lo que se dice. ¡No queremos saber! ¡Apartad a Dios de vuestro hablar! ¡Haced vuestros ritos y rezos sin molestar! Es necesario conocer y oir, porque los acontecimientos se ponen delante de nuestras narices. La calamidad nos amenaza, y ya vemos con que pequeñas causas llegan unas terribles consecuencias. El mundo entero se ve sacudido por la conducta de unos pocos, y la indiferencia, o soberbia de los muchos.

Es sorprendente ver los argumentos que se buscan, para legitimar una situación en la que hay tantas gentes abocadas a la desesperación. Y estos no son piratas o bandidos de los montes; son trabajadores honrados, que en su puesto cumplían. Las empresas y lo demás, funcionaban razonablemente bien en su conjunto. Ahora ante la vista de las amenazas que se van convirtiendo en realidad, todo son salidas de tono y pertinacia.

Si alguien fustiga esta situación, le tachan de fanático y dogmático. Como si los que imponen su opinión, no fueran esclavos de ella. A mí me dicen muchas veces los opositores: «eso que dice en usted no es así, sino de este otro modo». Ese modo sí es el bueno, y desde luego según su esclavizada opinión, no es  dogmático. Cuando alguien está convencido de una cosa, es sin duda dogmático. O se es indiferente o agnóstico o dogmático. No caben a mi juicio otras opciones.

Los cristianos somos dogmáticos, porque estamos seguros de lo que creemos. Ese dogmatismo es la realidad natural; humildad, generosidad, respeto por los demás, paciencia; comprensión, por cuanto nosotros somos los que mejor conocemos las debilidades comunes al ser humano; sobriedad, amor genuino, solidaridad, dignificando el trabajo y otras muchas características que nadie, aunque sea con una pequeña conciencia de la vida, puede dejar de alabar. No me digan que es un mal dogmatismo porque eso es de reconocimiento general. Lo bueno sin fisuras.

¿Qué hay personas que dentro de esta fe, caen, se equivocan, o son unos trápalas? Tales lacras, no obstan para que la doctrina sea perfectamente correcta para el buen vivir de todos los habitantes del planeta. Solo el hecho de que la rechacen tantos, hace que su eficacia esté limitada por este mismo factor. A pesar de ello, cualquier persona que se comporte con los elementos que antes enumeraba brevemente, se transforma por el mismo acto de su aceptación sincera, en el mayor benefactor de la humanidad y en un elemento de cohesión y equilibrio, obedeciendo a su Creador.

No guerras, no enfermedades, no ruinas, no miedo a la vida, que en los opositores forma parte de su cotidiano vivir. El odio, la envidia, el robo consentido si es de los «nuestros», la burla, y el desamparo de millones de criaturas, que tienen derecho como seres humanos a todo lo que sea necesario a sus necesidades. Ahora vuelan millones para recomponer una mala gestión, porque se ha hecho según los hombres y no según la voluntad de Dios.

Con una mínima parte de todo ese trasiego, se hubieran redimido de sobra tantas criaturas de Dios que hemos desamparado y de los que tenemos que dar cuenta. Los cristianos han hecho por ellos más que todas esas ayudas encubiertas de generosidad, cuando no son nada más que medidas políticas, que siempre iban a parar a bolsillos que no eran a quien iban dirigidas. ¿O sí iban dirigidas a esos bolsillos? Con solo un 3% de los armamentos de TODAS la naciones se hubiesen redimido millones de personas

¿Y nos extrañamos de que después se nos pidan cuentas? Ante este crimen cuasi-cósmico ¿Dios, el Creador va a permanecer impasible? Y por decir eso ¿es vituperable la fe cristiana? ¡Dogmáticos! Querer el bien de todos y procurarlo ¿es vituperable? Decir la verdad ¿es dogmatismo en el sentido

AMDG