Juventud ¿el porvenir de la humanidad?

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

 

Acabo de ver en el periódico IDEAL  de Granada, unas fotos con multitudes de jóvenes que vienen a Granada o viven aquí, a la fiesta del botellón, que consiste en beber y alegrase, cosa que por sí sola no merece mayores reconvenciones.

 

Alegrase en camaradería es algo lindo, si se hace en condiciones civilizadas. Lejos de mi criticar comportamientos aunque la foto me puso triste en realidad. Yo pensé ¿que cosas más brillantes y bonitas podrían hacer estos jóvenes si se dedicaran a cuidar viejecitos, a reuniones donde se hable de civismo y educación, y donde se conozcan chicos y chicas para su solaz y su regocijo?

 

Y me duele en el alma, que estas personas tan combativas para denunciar injusticias que hasta se enfrentan con los golpes de la policía (otros trabajadores), para reivindicar cosas de las que en el fondo no están convencidas y que saben que no detentan la razón. Y después se sale con el remoquete de «una brutal carga de la policía», como si la policía no les consintiera tantas demoras, y ellos no sepan que se enfrentan a quien las autoridades han enviado para mantener el orden.

 

¿Y estos son los que se enfrentan a todos con los remoquetes de JUSTICIA, IGUALDAD? Mientras ellos rompen todo lo que está a su alcance para romper algo que llaman instrumentos de las clases privilegiadas, y si consideran que estas mandan (la derecha cavernaria), instrumentos del gobierno. Si el gobierno es de su gusto ni piar.

 

Así se ha escrito siempre la historia, pero en la juventud a la que se ha dispensado la «mili», a la que se permite abortar con 16 años (o menos), y de hecho se aprovechan de estas «libertades», en la que se permite estudiar a todos; a los que se protege cundo hacen un desacato monstruoso, o pequeñas pillerías como pintar en cualquier paramento público o privado, al que es inútil blanquear de nuevo, porque enseguida vuelven a las mismas. ¡Cosas de juventud!

 

Y no le vayas a decir algo, cuando atropellan y se meten con alguien, abusando de su juventud y fuerza bruta contra un anciano o una señora. Se enfrentan con cualquiera, y hasta le pueden pegar o matar si cabe. Y lo extraño es que son ellos los más vigorosos defensores de las libertades, la democracia, el libre albedrío (que consiste en incordiar), la limpieza del ambiente, el Cambio Climático, la Capa de Ozono, y cualquier fantasía o calamidad que se proclame con suficientes medios de comunicación. El mundo de aquí a trescientos años se calentará mucho. Pues bueno. Dígamelo cuando se caliente.

 

Ahora ha sido reivindicado el caso del petrolero PRESTIGE que tanto alboroto formó. «Nunca mais», decían; ahora la costa está perfecta, y la justicia reconoce, y decreta que se realizó la mejor gestión de la catástrofe que se podía hacer. Pero eso ya pasó… No tengo ningún interés en exonerar a ningún partido político, pero aquello fue nauseabundo. Después ardió media Guadalajara y a callar, y ardió media Huelva y a callar. Barcos encallados en Gibraltar y a callar etc. …

 

No hablo de política ni me interesa. Son casos en los cuales hay que chillar en unos y hay que callar en otros. ¿Heraldo de justicia la juventud? Analicen las personas a las que llaman casposas y trogloditas, y ya me dirán que es esto, sino un terrible decadente y repugnante corrupción de todo pensamiento y ley.

 

Mario, el romano, que se constituyó en dictador para frenar la descomposición de Roma, salía del senado después de haber dejado el poder, harto de trabajar para unas gentes que no solo no agradecían, sino que le odiaban. Empezaron a insultarle y dijo entonces: estas cosas son las que hacen que haya dictaduras, y que los dictadores no quieran dejar su mando. Y siguió su camino ignorando a aquellos brutos, que no reconocieron su labor a favor del orden y la prosperidad de Roma. Después hubo casi mil años de emperadores desde Augusto, porque no de otra forma se podía mantener el Imperio romano. Y tuvieron que tragarlo.

 

A mí me convencerá la juventud cuando vea la antigua generosidad, el antiguo respeto a los mayores, la humildad y el trabajo duro para poder situarse y ser útiles al país, y no de esta manera, que someramente he señalado muy epidérmicamente.

 

Jesucristo tiene formulas magistrales para todo este embrollo, pero las mentes han sido modificadas, y junto con el natural anarquismo y precipitación inconsciente (propio de la juventud), han despreciado lo que en su tiempo echarán mucho de menos.

 

Y es ni más ni menos que una regla recta de vida, que impida la situación que ¡ojo! empezamos a vivir, porque esto viene para largo.

 

Y así dice la Escritura. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

 

 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

 

No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.

 

Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. (Gálatas 6: 7,8,9,10).