Evangelio simple, y muy incomprendido

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

 

Se dice por todos que obedecer al evangelio es, según parece, obedecer una serie de preceptos. No se trata de eso. Los dogmas, mandamientos, precepto, ordenanzas, o como se quieran llamar no están puestos para dañar, sino como la Antigua Ley para orientar: lámpara es a mis pies tu palabra; y lumbrera en mi camino. (Salmo 119:105). Tal como los semáforos y leyes contra la peligrosidad del tránsito en carreteras y ciudades. La correcta dirección es muy fácil de perder ya sea por nuestro entorno tan corrosivo, como por nuestra misma mente deteriorada. No hay nada más que ver los comentarios en los blog de Internet, para darse cuenta de cómo andan los pensamientos de las gentes..

El Evangelio de Nuestro señor Jesucristo se basa en una sola premisa; el amor de Dios, que nos dice que hay perdón de pecados por su entrañable misericordia: Pablo apóstol era perseguidor de cristianos o lo que es lo igual, perseguidor de Jesús, como Él mismo Jesús le dijo. Hubiese podido vivir en el éxito y la riqueza y, sin embargo, por decirles a los hombres que Dios tiene misericordia de nosotros y que lo aceptemos, sufrió lo indecible, dejando todo lo que para él había sido su vida y su razón de vivir. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. ( Filipenses 3:7,8,9,).    .

Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,. y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; .

Porque la pregunta es clara. ¿Prefieres creer que solo hay una vida de penurias, inquietudes, enfermedad y por fin muerte a escuchar una divinas palabras que dicen que Cristo murió por nosotros y que nuestras cuentas con Dios están a cero? No debemos nada, porque Cristo mismo pagó todo el caudal de nuestras iniquidades. ¿Es tan difícil?.

Pablo abandonó todo (era alguien de confianza y próspero en su tiempo) y se hizo servidor de todos, viajó (¡en aquel tiempo!) y, como él mismo dice: Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. (2ª Corintios 11:25,26,27,28).

¿Hay muchos entre nosotros que pueda decir otro tanto? ¡Ya tenía Pablo algo que haber pasado, para poder decir estas palabras ante los que conocían perfectamente sus peripecias! ¿Está usted bien situado social y económicamente? ¿Es usted valorado y enaltecido en su trabajo, su sociedad, su familia, etc.? Entonces no comprenderá (o tal vez mejor que yo), que Pablo dejara todas esas cosas para lanzarse a pregonar el evangelio de salvación, para todo aquel que crea en la bondad del Creador de toda criatura. .

Y mire como él mismo, lo dice ante quien podía con toda comodidad desmentirle: Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios..

Pero si nuestro evangelio (buena noticia) está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. .

Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.  (2ª Corintios 4:) Más claro, agua..

DE manera que ya no tratemos el Evangelio de la misericordia y el perdón, de lo que TODOS hacemos mal, y consolémonos con la seguridad de que el que nos hizo sabrá bien como tiene que resolver sus asuntos. A Jesús le preguntaron cierta vez con dudas, y Él solo contestó:.

¡TEN FE!