Riñas y poco amor

Autor: Rafael Ángel Marañón  

 

Querido hermano: no estoy muy en desacuerdo contigo, ni con tu congregación; yo no entro en eso. Ni soy teólogo, ni tengo deseo de decir a nadie como tiene que vivir, ni en donde tiene que estar. Hubo un tiempo en qu me destrocé practicamente tratando de conciliar sin ofender. Eso ya pasó; no estoy capacitado, y he comprobado tardíamente que no estoy preparado y menos, ungido para esa labor. Cada uno dará cuenta de sí mismo a quien corresponde. Cuando uno abraza una forma de doctrina, eso lo que hay. Si se quiere otra cosa, se hace uno su iglesita y su doctrina personal, y si otros piensan lo mismo ¡et voilá! Una iglesia más.

Estuve bregando arduamene muchos años por la unidad de la Iglesia, para que todos seamos uno en Cristo. He recibido de todo, menos patadas en la boca (aun no es tarde), y ya al borde del «río que todos hemos de pasar», veo que de eso nada. No será la voluntad de Dios, y Él sabe lo que hace. Tal vez yo me arrogué una misión que no era del Espíritu, sino fruto de mi temperamento. Hay más que nunca cada cual con su película ¡y a vivir! Pienso que si alguien no está conforme con la doctrina de su iglesia particular, que migre a otra que encaje mejor con su interpretación o su conciencia. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. (Hebreos 18).

Pero esto cada vez se parece más a los niños de hace setenta años; salíamos después de Semana Santa en pequeñita procesión, imitando a los mayores, y pedíamos a las puertas de las casas con nuestras trompetitas, nuestros tambores de hojalata, unas andas chiquitas, con un santito sujeto con cuerdas que nos prestaba, cooperadora y divertida, alguna madre de los chicos del grupo.

¿Somos nosotros distintos? ¿Nos hemos dado cuenta de lo que significa el perdón otorgado, y la herencia prometida? Por qué entonces estas riñas, debates, salidas de tono, ajetreos y en algunos casos, odio africano. Me recuerda la frase que dijo Jesús: y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.

¿A que jugamos? Como dijo Jesús: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. (Mateo 11:17) ¿Creemos muy positivo esta pugna de iglesias autollamadas cristianas? Si no hay unidad ¿cómo sabremos quien es embaucador, si mutuamente se lanzan dicterios unos contra otros? Solo un hombre de paz que comprende las reservas rectas de los demás, es capaz de llamar a la unidad. Ya lo hace y mejor que yo. El que se le escuche o no, es cosa que cada uno tiene que valorar.

Como si fuésemos políticos (y creo que algo, sí somos), estamos siempre a la gresca, de manera que parece que el leitmotiv de nuestra militancia es, «contra, y no con». El que lea entienda. Si oímos a los políticos, nos maravillamos que después de lo que dicen unos de otros, pueda alguien fiarse de ninguno. Pero la gente elige no por convicción, ni por interés patriótico (que abarca a todos), sino por su aborrecimiento al otro, representado por el partido en que milita.

Lo nuestro es: Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. (Colosenses 3:1-2). ¿O es que pensamos que nuestras intrigantes protestas, harán lo que creemos que es la voluntad de Dios, como en las guerras de religión? El que quiera saber cual es la voluntad de Dios lo tiene claro: Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1Tesalonicenses 1:18); Otrosí: Porque esta es la voluntad de Dios; que haciendo el bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos (1ª Pedro 2:15). Ya se ocupa Él de todo.

Si alguno piensa de distinta forma, está en su derecho, y no voy yo a pretender quitarle una libertad que Dios le regaló; solo que no lo considero cristiano, o me parece equivocado; según. Estar en Iglesias que casan a los homosexuales, lo considero una grave incongruencia y una hipocresía general. Con esta oveja que no cuenten.

Como ser ambiguo no me agrada, he de decir que no entro en donde se apruebe el aborto, la promiscuidad, y se lleve a la juventud (y a los mayores), a unas premisas de vida y a unos valores que son de resultados tan siniestros, como ya empezamos a ver en todas las sociedades. Me partece bien que se dé culto a Dios donde cada uno vea conveniente, pero unos por pobres, otros por ricos, ya está presente la apostasía. Hasta a los cristianos les da vergüenza mostrar su fe, y por no darse a conocer como reprimidos, hacen y aplauden lo que los paganos hacen y dicen.

Por tanto mi militancia es con los buenos (aunque yo no lo merezca, porque amo lo bueno. Porque Jesús es bueno. Y si de ellos consigo que me admitan como Cristo admitió al delincuente que estaba junto a él en la cruz, ya estoy en el grupo de los que buscan la verdad y la practican; yo seré tal vez una rémora para ellos debido a mis debilidades humanas, pero creo en la misericordia de Dios que muchas veces viene a través de hermanos maravillosos, transformados por el Espíritu de Cristo.

Un fraternal abrazo en Cristo, y disculpa mis discrepancias. Es que pienso así.

Rafael Marañón

El hombre sólo es rico en hipocresía.
En sus diez mil disfraces para engañar confía;
y con la doble llave que guarda su mansión
para la ajena hace ganzúa de ladrón.

A. Machado

AMDG.