Conocimiento y vida

Autor: Rafael Ángel Marañón

 

 

Porque estáis muertos y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios

Cuando Cristo; vuestra vida se manifieste vosotros seréis también manifestados también en gloria.

Colosenses 3,3.

 

El conocimiento envanece, pero el amor edifica.

1ª Corintios 8:1.

 

... y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

Efesios 3:19.

 

 

Hay pocas cosas peores que la rutina en la relación entre seres humanos; de forma superlativa, en las relaciones entre los cristianos y Dios.

Leemos, y casi nos aprendemos de memoria, un gran número de versos de la Biblia , una serie de hermosos dichos de la iglesia, y hasta se dan casos de que algunos creen estas cosas de verdad.

Dejando a un lado esta última puntada de ironía, podemos decir que a fuerza de repetirse las cosas pierden su sustancia en la mente y en el corazón de los cristianos, convirtiéndose en muletillas. En lugar de ser para nosotros fuente de inspiración, son verdaderas somníferos de la vida espiritual.

Jesús dice: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Juan 6:63 Bien; con espiritual intención fueron pronunciadas por nuestro divino maestro, pero nosotros las más de las veces las usamos para contender sobre opiniones, y para ganar a otros en baldías discusiones filosóficas. Y lo que deben de ser para nosotros es fuente de inspiración y refugio precioso en cualquier vicisitud de la vida.

Estas palabras son vida, y están repletas de vida. Cuando las repetimos tantas veces, solo como demostración de erudición religiosa, las vaciamos de contenido y prácticamente las desechamos, al no dar a estas benditas promesas, el espíritu para lo que fueron pronunciadas. Como dice el mismo texto, son espíritu. Empleadas desde otra perspectiva y para otra función, son carne como todo lo demás.

Nuestra verdadera vida está en manos de Cristo. Él solo la contiene, y solo cuando Él se manifieste seremos nosotros glorificados... visiblemente para testimonio de su gloria y su poder.

Es bien triste que nos dediquemos a discutir y exhibir unos conocimientos (buenos en sí) cuando la realidad de Cristo y su promesa está a nuestra mano para disfrutarla y que nos sea de bendición inefable.

Cuando se usa solo para disputar, el conocimiento es lastre para la vida cristiana. El conocimiento que viene de arriba es distinto; es la verdadera sabiduría espiritual. Ahí no hay límites según nos muestra el apóstol Santiago contraponiendo las dos clases de conocimiento. Son palabras irrefutables y concretan la situación que describimos tan ineptamente.

Miremos pues lo que él dice sobre esto: ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.   Santiago capítulo 3.

¡Que concisión!, ¡Que belleza! ¡Que sabiduría! ¡Que cauce para la palabra de Dios!. Es por eso que nos atrevemos a insistir en la mansedumbre que no es actitud ovejuna, sino certidumbre que no necesita de otro aditamento que el de la libre y respetuosa exposición, cuando hubiere lugar.

Sabemos lo que creemos y lo que esperamos, y eso no nos produce ni urgencias ni ansiedades, porque sabemos que es algo que está en buenas, en excelentes manos, que saben como manejar nuestras vidas.

No es pues cuestión de disputas ni de rechazos cuando alguien encuentra para sus creencias (que no su fe) alguna dificultad o divergencia con otro. Si estamos en discrepancia con algún hermano que piensa de otro modo no hay que esforzarse demasiado, pues todos están muy apegados a sus propias convicciones lo cual no es malo en sí mismo.

Acudan a fuentes y personas idóneas (que las hay) y resuelvan la dificultad con mansedumbre y acatamiento de lo que, honrada y motivadamente se les argumenta. Nada de porfías, nada de orgullo que ciega, y echar mano de los instrumentos que la Iglesia pone a nuestra disposición.

No somos huérfanos, y no tenemos que echar mano de nuestra propia erudición o experiencia. A lo que hayamos de llegar ya ha llegado el cuerpo de Cristo, y allí está para nuestro alimento y paz... así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Efesios 5:23.

Dios es Dios de Paz y Jesús dijo muy claramente: La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Juan 14:27.

Si Jesús nos dijo que no tuviésemos miedo ¿Hemos de tenerlo? No discutamos ni porfiemos. Tenemos alimento abundante, y no necesitamos más porfías hijas del miedo a no estar en el camino correcto. Cuanto más porfía, más duda. Come de la mesa abundante, y no te compliques la vida.

Termino: Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Filipenses 3:15. Hablemos, dialoguemos y hasta discrepemos; pero en Paz.