Tienen toda la razón.- ¡Nosotros no!

Autor: Rafael Ángel Marañón 

 

 

¡Sí señores! tienen toda la razón; lo que ustedes dicen es lo bueno lo que otros decimos es lo malo. Así, sin anestesia y sin más que discutir. Ya han dibujado la frontera entre malos y buenos. Como tanto se reían de Bush (que según ellos es el tonto), cuando hacía frontera entre buenos y malos, creíamos que los sabios de ahora no caerían en semejante imitación. Pero claro, no son mejores. Y dice una cuarteta de Lope de Vega:

 
O sabe naturaleza

Más que supo en otro tiempo,

O tantos que nacen sabios

Es porque lo dicen ellos. 

Al no tener ideas las copian, y como tienen mucho predicamento entre los medios de comunicación, pues ahí va otra mentira pasada como verdad. Y este pueblo nuestro, anestesiado y rumiando viejos rencores que ni les tocan, pero adiestrados para sentirlos suyos. Hablan de vivienda digna, salario digno, trato digno, etc., aunque no dicen que cuando se hace una hipoteca, de la noche a las mañana se adquiere una propiedad, y que ellos en cuanto agarran rango y abundancia no los comparten.  

Y hay en esto del vivir cotidiano, una mezcla homogeneizada artificialmente, tratando de amalgamar la religión con la política. La religión es un intento del hombre (de cualquier religión), de tender puentes hacia su Creador al que no conoce sino por intuición, y si quiere por todas las cosas hechas: Porque las cosas invisibles de él, (Dios) su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.    La fe es basada en La Revelación de los misterios (no enigmas), que Dios ha querido dar a conocer al hombre a fin de guiarle en su camino hacia el destino eterno, y en su tránsito por la tierra.  

Se trata de un pacto o alianza entre dos, que es eterno e inviolable. Y se cuenta con los desfallecimientos del ser humano y con su constitución característica que le capacita para hacer el bien y el mal. Para los escépticos; les digo que el mal es matar, y el bien es alimentar (por ejemplo). Creo que esto aclara el resto de acciones buenas o malas del hombre, para el que lee de buena voluntad. 

Dicho esto, los hombres que sienten la misma vocación y se unen para formar grupos, se configuran por su homogeneidad en las prácticas y doctrinas en «religión»; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10:25). Estas prácticas se confunden con fe, porque así lo ha hecho usual el uso tergiversado del término «religión». Son cosas afines, aunque distintas. Las demás religiones van a sus santuarios a ofrecer a lo que no saben De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. /Juan 3:11) En cambio  los cristianos van para pedir y ofrecer sacrificios y culto de alabanza, a Dios el Creador. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; (Juan: 4:22). 

Y ahí entra la política porque, necesariamente, una conducta y una moral resultante de la fe cristiana han de molestar, y aun estorbar a los opositores, que se llenan la boca de decir que ellos son los «tolerantes»; aun cuando, desde el principio, uno de sus mayores esfuerzos consiste en «cargarse» el cristianismo. Pretender que las ideas cristianas y las prácticas morales derivadas de la fe en Jesucristo, no tengan relevancia en la vida social, es pretender lo imposible; y además tener libertad para sus opiniones y negársela a otros.  

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Mateo 5:14Nos encantaría que todo lo que hiciéramos gustara a todos pero ¿vamos a ignorar las palabras de Jesús? ¡Ni por un solo momento! Si nos constituyésemos en un ghetto, sin relación con la humanidad ¿que sal de la tierra podríamos ser? (Lucas 13:21). ¿Que levadura seríamos que hiciera fermentar las ideas de la caballerosidad, el amor a los demás, la vida correcta en común, y sobre todo (para no seguir enumerando), la relación con el Creador y Poder y Bondad suprema? Y no se trata solo de que nosotros queramos esa maravillosa relación, sino que Dios mismo la desea y le agrada sobremanera

¿Y vamos a dejar de ser lo que Dios quiere que seamos para agradar (que habría que verlo), a unos y otros? La doctrina y el Evangelio son para los hombres y en beneficio de los hombres. Por tanto se desarrolla en la vida ciudadana y forma parte de la política, pues sus postulados necesariamente repercuten en las costumbres, leyes, y vida social. Perdonar al prójimo, amar a los enemigos, ayuda mutua, servir para la mejora de la moral y la sociedad entera, no es más que la aplicación en la práctica de la doctrina de Jesús. Para eso estamos; sirviendo al prójimo servimos a Jesús.

Si eso entra en lo malo, ya me dirán lo que entra en lo bueno. Y si es bueno ¿para que destruirlo? Si además nunca se va a poder; podrán hacer lo que quieran, perseguir, destruir personas y bienes, pero desarraigar algo que Dios ha puesto en el corazón de los seres humanos nunca se podrá. Tenemos ejemplos abundantes que dar, y ni dictaduras de izquierdas ni de derechas, o como quieran llamarlas, pueden extirpar algo tan benéfico y tan de origen divino… las puertas del infierno, no prevalecerán contra ella. (Mateo, 16:18).  

Así que somos políticos, sin buscar esa clase de política que tanto detestan los verdaderos hombres de bien. Una política destinada a preservar la vida humana y ser equitativo (no igualatorio), con cada ser humano que se cruza en nuestro camino. Y no por que no deseemos la llamada «igualdad», sino porque el Creador no nos ha hecho iguales, sino que cada ser humano tiene vida y personalidad propia. (Isaías 44:21) Cada individualidad es natural y por tanto distinta de otra cualquiera.

La igualdad es ante Dios pero ante los hombres ha de ser justa: No seguirás a la multitud para hacer el mal, ni testificarás en un pleito inclinándote a los muchos para pervertir la justicia; tampoco serás parcial al pobre, por pobre, en su pleito. (Éxodo 23:2,3). Ni a la fuerza del poder o de la multitud, ni porque sea pobre, has de favorecer, si no tiene razón. Para eso está posteriormente la misericordia.

EQUIDAD

No quiere el pobre limosna,

Que no sea por justicia,

Porque el pobre es también hombre,

Más de Dios que tu avaricia.

Rafael.