Trazos

Autor: Rafael Ángel Marañón

 

 

Bienaventurados los limpios de corazón porque estos verán a Dios.

Mateo 5:8

Dios no quiere sacrificios inútiles y alardes de bondad y de aparentes maneras. Por supuesto estas son propias, con humildad, del verdadero cristiano. Dios ama un corazón limpio, una buena intención y una conciencia constantemente renovada, que pone al minuto sus cosas y actos a los pies de Jesús, para que repare las heridas más o menos intencionadas.

La limpieza de corazón es fruto del desprecio y la renuncia de las alabanzas mundanas, por bienes que no poseemos. Basta Dios, porque Dios es lo único que basta para llenar de paz, vida y eternidad nuestros corazones