Iniciativa de Dios en todo

Autor: Rafael Ángel Marañón 

 

 

En trabajos anteriores, ponía énfasis en la acción de Dios y en la absoluta dependencia de todo a su voluntad. Algunos amigos llamaron mi atención y unos, más veladamente que otros, me mostraban su convicción de que era calvinismo.

 

La Escritura no es parcial, ni otra clase cualquiera de tendencia, solo contempla la realidad de la revelación. Eso es la columna de la Iglesia de Dios. Todos reconocemos que la Escritura es palabra de Dios, por lo que si acudimos todos a ella es únicamente como fuente de verdad. Y no hay en mi ánimo otro designio al escribir todo lo que escribo bien o mal. Cualquier alma que ama a Dios, encuentra la revelación llanamente sin compromisos. E indefectiblemente desemboca en la Iglesia de Dios.

 

En La Escritura se contienen las doctrinas de Jesús, que simplemente decía lo que el Padre le mandaba decir y hacer. No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. (Juan 5:30)  Por eso, no se es esto o aquello, para estar en la verdad. No hay obstáculo para nadie que, leyendo naturalmente en ella, no saque unas conclusiones que son las mismas para todos. Si coincidimos felizmente, es solo eso; que coincidimos. Otra cosa bien distinta es usar la revelación "pro domo sua", que en castellano castizo es "arrimar el ascua a su sardina".

 

Dios es señor de la historia y hace como Él sabe hacer todo con sabiduría impecable, aunque no pueda ser bien comprendida por nosotros si no hay revelación personal por medio del Espíritu Santo, nuestro guiador a la verdad; a la verdad de Dios. Porque no hay otra verdad, en medio de tantas "verdades". Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6). Muy claro ¡verdad?

 

El apóstol Pablo hace una buena pregunta: Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? (1ª Corintios 4:7) Dios da dones innumerables a todos, pero no por igual y de ello es testigo el numerosísimo aporte de ideas de cada persona, distinto al de los demás, y las muy distintas situaciones en que se encuentra cada ser cada humano; porque Dios es el que produce en nosotros así el querer como el hacer por su buena voluntad, dicen otra frase y pensamiento magistrales. (Filipenses 2:13) Con lo cual (y hay muchas palabras en La Escritura que abonan el mismo pensamiento), se ve que toda iniciativa es de Dios en nosotros y en toda su Creación.

 

Dios no ha repartido los dones por igual. A todos llamó a la verdad  del evangelio y lo sigue haciendo, aunque a unos de una manera y a otros de otra. A unos los llamó a una vida de piedad, a otros los dejó, por decirlo en palabras vulgares, en la inopia ¿por qué? Pablo dice: entonces ¿por qué inculpa?.. y concluye en su magistral exposición de la verdad: Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. (Romanos 9: 16). El interesado, que repase bien este capítulo de la Escritura y pida a Dios iluminación.

 

En el capítulo mencionado el apóstol, con toda autoridad, hace una exposición magistral. Dios hace lo que quiere, porque sus propósitos son un misterio casi total para nuestras mentes prejuiciados y deformadas. Pensar que la salvación de cualquiera proviene de su propio poder y disciplina, es aventurado por no decir más, ante las palabras de la Escritura. Hay un yo en este pensamiento, que asoma el hocico de la bestia, tratando de quitar a Dios la gloria de la salvación para atribuírsela a la endeble criatura.

 

Solo el amor a la verdad nos puede redimir de nuestra ignorancia. Amar la verdad nos lleva a la fe, y esta a la comprensión de la revelación. Las cosas secretas pertenecen a nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos… (Deuteronomio 29:29). No hay nada de malo en que desconozcamos algunos de los altos designios de Dios; solo que tengamos absoluta confianza en sus propósitos, y pongamos por obra lo que hay de revelado.

 

Parece paradójico que la fe lleve a la comprensión y no al contrario, pero este camino es el escogido por Dios que sabe bien lo que hace y dice. El nos ama y no quiere confundirnos; amemos nosotros también: Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1ª Juan 4:19).

 

AMDG