Linaje y virtudes

Autor: Rafael Ángel Marañón 

 

A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú;
    A los gusanos: Mi madre y mi hermana.

    ¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza?
    Y mi esperanza, ¿quién la verá?

    A la profundidad del Seol descenderán,
    Y juntamente descansarán en el polvo

(Job 17: 14,15,16).

Con todo eso, Yahvé quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.

 Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado,

verá linaje, vivirá por largos días,

y la voluntad de Dios será en su mano prosperada.

(Isaías 53:10).

 

Si queremos ver adonde están nuestros linajes y nuestras genealogías, solo hay que ir al cementerio y mirar las tumbas de nuestros predecesores en la vida. Es presunción y vanidad, preciarse de la ascendencia, de los títulos y méritos de los muertos de nuestra familia y amistades.  

Solo nuestras virtudes pueden valernos; y sacos de basura, como somos en la carne, es vanidad y triste estupidez, blasonar de los méritos de nuestros antepasados. Si no te tienes por mentecato ¿por qué quieres ser tenidos por majadero? ¿No sabes que los que te den aparente crédito por estas vanidades, lo hacen por conseguir ventajas de ti? 

Te conceden una medalla en la guerra por un hecho heroico, o en su caso por méritos civiles. Pronto las medallas y los colgantes, serán baratijas viejas que no valdrán para nadie, sino para alimentar tu propia vanidad. Solo si eres noble y virtuoso, iniciarás una casa noble y no vivir de los méritos de los antiguos. 

Si eres de noble linaje, y eres bajo y vicioso, en ti acaba la nobleza de tu linaje. Tus antepasados fueros jerifaltes en la guerra y en el poder. Esos valores (muy en entredicho), no valen para nada, si tú eres menguado, y desprovisto de los valores (más o menos meritorios), que ellos tenían. Ejercítate en las virtudes cristianas, en la compasión y generosidad, y verás si levantas una casa grande, donde no viene la ruina. Dijo Jesús: Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 

Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. (Mateo 7:24 a 27). 

Cualquiera que se basa en los méritos de los antecesores, edifica sobre arena. No hace falta que caiga mucha agua, o soplen grandes vientos, para que la casa caiga por su propia podredumbre. 

Mas vale ser principio de limpio linaje, que fin de él. Más vale virtud acrisolada, que tus contemporáneos admirarán (aun siendo vanidad), que vicios y malas costumbres, con las que deshaces lo que otros levantaron con fatigas, sangre, y las más de las veces con injusticias.

Si tu virtud se establece sobre el seguimiento de Cristo, es casa edificada sobre roca bien asentada, y no hay fuerzas que puedan contra ella. No hay quien pueda dar en tierra con ella, por muchos embates que tenga que sufrir, para dar a conocer la solidez de la entrega a Cristo.  

¡Eso si es levantar linaje! ¡Eso sí que es levantar casa sólida y permanente!: Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. (Filipenses 3:20,21). 

Gran cosa, es levantar esa casa sobre roca. Villanía y necedad, es  levantar tu casa sobre arena. Mejor es ser noble con Cristo, que descender de nobles terrenales. No cures de blasones, ni de antepasados que ya pasaron. Cuida de tu conducta y tu andar con Cristo, y verás si no te regala con su infinita bondad, casa donde puedas vivir eternamente en paz y gozo.  

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Juan 14:1,2,3). 

Se trata pues, de creer o no, a Jesús. Se trata, de saber si era, si es el hijo bendito de Dios, o un alucinado que dijo cosas bonitas, pero vanas. No le des vueltas al caso, por que no hay más que estas dos alternativas. Si eliges una, sé consecuente con ella. Tu conciencia es a la vez; testigo, fiscal, y juez. Tenlo en cuenta, porque no estamos bromeando. 

No trabajo para nada, sino para que los que lean no tengan para decir delante del sublime trono: ¡no sabíamos! Ni yo tenga que decir: ¿Qué podía yo hacer? Esto que hago es lo que puedo hacer, y creo que merecerá el respeto por parte de algunos, así como el desprecio o la acritud por parte de otros. De discernir y juzgar esto, se encarga quien todo lo ve, y todo lo juzga con derecho y con infinito poder. 

Dijo Jesús: Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (Mateo 7: 13,14).

¿Cómo es eso que dice Jesús, de que la senda es estrecha, y angosto el camino que lleva a la vida? y... ¿pocos los que dan con ella? ¿Pues no nos salvaremos grandes multitudes?  

Bueno tú piensa lo que quieras, aunque a mí estas palabras me dicen mucho, Y tú también puedes sacar tus propias conclusiones. Y hombres sabios y espirituales tiene la Iglesia de Dios. Acude a ellos, que seguramente serán mucho más sabios y espirituales que yo. 

En estos escritos  no trato de establecer teología, a la que no soy llamado, ni nadie me autoriza. Sí comparto con las conciencias, estas palabras y dichos de Jesús y sus apóstoles, que son buenos y sólidos fundamentos, entre otros. Hay Espíritu en la iglesia de Dios, para que otros disciernan, y pongan en marcha todo el variado tesoro espiritual que yace aun escondido o descuidado. 

Y para terminar, así dice el gran apóstol Pedro: Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; Sobran más comentarios. Elige.