Epistola sobre la Evangelizacion

Autor: Rafael Ángel Marañón

 

Estimado hermano: muchas son las cosas en la que coincidimos, y muchas también en las que hacemos diferentes lecturas. El asunto de la evangelización, como todos, tiene casi tantos intérpretes como lectores tiene la Escritura. Prescindiendo de cualquier magisterio para no contaminar (según tú dices) el diálogo, te expongo lo siguiente.

La evangelización es una vocación de todos los cristianos, pero hay que distinguir que Jesús la prescribió en dos parcelas.

Una es la evangelización de anunciación de la salvación y redención, para que los hombres la acepten y se salven, y es propia y no separable de la condición cristiana. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. (Marcos 16:15.) Naturalmente Él no pensaba que cada cual recorriera todo el mundo. Es cosa de su iglesia. Cada uno su parcela. Cada uno su responsabilidad.

Nuestras mismas acciones, serán la mejor predicación de principio. Después habrá lugar para la palabra hablada. Esta evangelización no es para que vayamos a ningún lugar concreto, sino para que mostremos en nuestras personas la eficacia del Evangelio y sus resultados cuando se pone en marcha. Y no se ha prescrito para que se vaya a lugares extraños, sino que alrededor de nosotros, siempre hay personas que necesitan angustiosamente que se les anuncie el Evangelio de la esperanza. La buena noticia de que Dios está por nosotros.

Hay generalmente muchas ocasiones en las que mostrar el Evangelio, porque si nuestra vida es como debiera ser, atraerá por lo menos a las gentes de buena voluntad, que se preguntarán que es lo que crees para que te comportes de la buena manera que lo haces.

Campo para ello lo hay, por lo que no deberás preocuparte sobre esto, y sí hacer lo que debes en tu comportamiento cristiano. Otrosí, es que también puedes ayudar a los que, por su especial llamada, están en países y culturas distintas predicando el Evangelio.

La segunda comisión de Jesús para los suyos, es la de hacer discípulos. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; (Mateo 28:19). Aquí ya, la evangelización comporta otras vertientes que, sin ser distintas en el fondo, sí que lo son en la forma y en el contenido del mandato.

Ello hace que la tarea sea más compleja y que en caso de otras culturas tropiece con atavismos raciales y culturales, lo que en algunos casos, si no imposible, la hace muy peligrosa y pesada. Para predicar a Jesucristo en países hostiles es necesario valor, y estar muy convencido de lo que se hace, porque un solo desfallecimiento puede dar al traste con toda la misión.

Recordemos a Jesús y sigamos sus pasos. Él siempre supo lo que le esperaba. Desesperadamente, por decirlo así, deseó que los hombres se convirtieran, pero ya en Getsemaní supo lo que le esperaba y se angustió hasta la muerte, como el evangelista cuenta dramática y conmovedoramente. (Lucas 22:44).

Sea ese sufrimiento bastante sacrificio para borrar tus pecados y no cures sino de hacer como se dice en otra parte: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. (Romanos 12:1,2,3).

No es pues tu misión, si no te ha sido indicado por el Espíritu ir a ninguna parte en especial, ni por no hacerlo te has de acomplejar. Sé hombre de Dios, y con eso estarás haciendo la mejor de las evangelizaciones. No creas que la palabrería y la erudición en temas de la Escritura te servirán por sí solos, si no consigues una base de llenura del Espíritu. Solo vale de principio lo que en ti vean los demás, y Dios halle en tu conciencia en el juicio.  

La gran equivocación entre muchas otras, es creer que solo con palabras que muchos ni entienden y muchos más no quieren entender, se impacta a la gente, sino con una vida cristiana digna de tal nombre.  Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. (Colosenses 3:14)

Te he vertido algunas rústicas consideraciones. Tú, con discernimiento espiritual, conviértelos en virtud acendrada, y lo demás déjalo en las manos de Dios.

Siempre a tu servicio.